TWILIGTH
Advertencia, capitulo bastante largo, dividido en 2 partes.
Elizabeth Fernsby, llamada de cariño Liz por sus padres, era una princesa demasiado rebelde. Su ser sentía que no pertenecía a su época o a su reino; no estaba de acuerdo en nada de lo que sus padres, los reyes, habían dictado como ley, pero debía quedarse callada al final ella solo era la princesa. Había escuchado ésta mañana, mientras una de las mucamas le ayudaba con su miriñaque para ponerse el vestido, que era la ceremonia oficial para quemar en la hoguera a las brujas del reino. Y no pudo evitar sentir curiosidad, su madre entro muy bien arreglada a dicha habitación y sacó a las mucamas con rapidez para así ayudarle a su hija con el corset.
-¿No has aprendido que el corset va primero que el miriñaque? Debe ir socado, Elizabeth.-dicho esto la reina apretó con baste fuerza el corset, Liz siempre se preguntó porque su madre era una bruja cuando estaba con ella a escondidas de su padre.-No conseguirás ningún príncipe así, querida.
-No necesito ningún príncipe, puedo reinar sola.-suelta Liz recobrando la postura firme.
-¿Tú? Por favor Elizabeth, para ser una reina debes actuar como una desde ya, hablarle a los plebeyos o intentar luchar contra la ley de tu padre... Solo demuestras que eres una niñita malcriada.-suelta Marisse.
-Si tanto me temes, solo déjame equivocarme y lograras tener el reinado siempre. no seré como tu, aunque trates de convertirme en un monstruo no lo seré.-replica Liz.
Su madre solo se giro y camino con elegancia a la puerta. Dejando a Liz vestirse sola, una vez estuvo peinada su padre toco a la puerta y las mucamas volvieron a salir mientras el Rey entraba seguido por un apuesto rubio.
-Liz cariño, estas hermosa.-dice el rey admirando a su hija, algo disgustado con la forma en que el corset resaltaba su figura.-Cuando me vaya le dirás a la mucama que suelte un poco ese corset, o la despediré.
-Papá, no fue una mucama, mamá dice que así me veré mejor.-dice Liz-¿Quien es él?
-El es el soldado Hale, de hoy en adelante hasta que cumplas 18 será tu guardián. Te protegerá cuando ya yo no pueda.-dice el rey.-Sabes que pronto moriré por mi enfermedad y tu aun no puedes reinar, necesito que te protejan de todo y todos.
-Solo faltan tres años para que pueda reinar, estarás conmigo para ese entonces.
Que equivocada estaba Elizabeth, su padre no tardó más de un año en caer en una cama sin poder moverse y para desgracia de Liz ahora su madre reinaba, todo se había vuelto un caos. Pero con aprobación de su padre en secreto mantuvo una relación con su guardián Jasper Hale, la princesa podía jurar que él era su único amor, pero jamás se espero la rebelión del pueblo contra su madre Marisse. Sin embargo, Liz cometió el error de contradecir a su madre, salvando la vida de una mujer a la que acusaban de haber asesinado personas con su magia.
Pasaron algunos meses y su cumpleaños 17 estaba por comenzar, pero aquella mujer a quien había salvado supo de algo que no permitiría que pasara. Cuando dio la noche se apresuró a adentrarse en el cuarto vació de Elizabeth, y al no encontrarla se asustó. Las risas de Elizabeth la aliviaron y camino hasta el baño, donde ella y Jasper estaban juntos.
-Princesa.-dijo la bruja y ambos se alarmaron.
-¿Quien es usted, y que hace aquí?-pregunto Jasper a la defensiva.
-¿No me recuerda, soldado Hale?-pregunta la bruja.-Soy aquella mujer que salvaron de la hoguera y prometió cuidar de sus vidas por la eternidad.
-La bruja Paravatty.-dice Elizabeth.-¿Que hace aquí?