Interrupción

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—Es el cumpleaños de Amber ¿Por que no me acompañas? — lo miró, tratando de convencerlo.

—Tengo pendientes. ¿No tienes miedo? —pregunta mirándome desconcertado.

—Si, pero no me puedes retener aqui tanto tiempo, no puedes encerrarme en una burbuja para que nada malo me pase—

—Gael te acompañara, y solo tienes que llamarlo cuando quieras regresar, no tienes por que temer—

—¿Es necesario?— Se que las cosas estan mal y Lian quiere protegerme, Gael es el guardia personal de Lian pero desde que pasó lo de la mujer parece mi perro guardian y eso me avergüenza.

—Si— dice muy serio, y eso me indica que no puedo protestar.

—Dirán que tengo muchos privilegios que no me corresponde— mi comentario le roba una sonrisa.

—Debes tenerlo, el ser mi esposa significa que la guardia esta a tu cuidado y disposición—

De un momento a otro Lian tira de mi, en un instante me encuentro tumbada en el sillón del despacho el me mira con sus ojos que ahora se empiezan a teñir de color carmín.

—Te das cuenta que siempre terminamos en este tipo de posiciones— digo sin ocultar mi agitación.

Sus manos hábiles me toman por la cintura e invierten la posición. Para despues tirar de mi cuello hasta que nuestros labios se juntan.

—Es que no puedo evitar sentir esto—

—Sabés, anoche no quise mencionarlo, pero la cosa se acaba de ir, es por eso que no podemos estar esperando un bebé—murmuro rápidamente sintiendo el calor en mis mejillas.

—Me di cuenta, solo fue una idea absurda mia—

—No, no—Lo miro fijamente. Mis manos se han expandido sobre su pecho, sin darme cuenta y el espacio entre nuestros rostros es mínimo. Suspiro. No será sencillo, pero él tiene razón en muchas cosas. —Esto es una locura, pero, podríamos intentar—

—Esto me entusiasmaria mucho, pero esta vez no quedaste y no te cuidaste eso quiere decir que tal vez no es posible, y no conocemos algún caso que nos pueda afirmar que sea posible— Sonríe con amargura y me siento culpable.

Ma abrazo a el y beso su cuello y despues subo hasta sus mejillas para despues pasar a sus labios.

—Quiero quedarme en casa de Ágata ¿podría? —frunce el ceño, para después asentir.

—Solo si prometes que mañana estarás temprano en casa— asiento.

Asalta mi boca. Es un beso hambriento y deja sin aire mis pulmones. Torpemente imito su gesto. Siento cómo despacio se incorpora hasta que mi cabeza toca el brazo del sillón y de nuevo Lian queda sobre mí. Sus labios se mueven por mi cuello y es como si necesitara quitarme la ropa con urgencia. Sus manos tocan mi vientre, volviéndome loca. Mis piernas rodean su cintura y jadeo cuando besa entre mis pechos.

Un carraspeo me hace volver de golpe a la realidad. Abro los ojos alarmada y veo a Ean en la puerta, mirándonos con una sonrisa burlona. Intento moverme, pero Lian no cede.

―¿Se te ha perdido algo? ―pregunta sin amabilidad. Como si Acabaran de darle un golpe, Ean retrocede y niega, desviando la mirada.

―Tranquilo, no he visto nada ―dice y desaparece. ¡Qué horror! Empujo a Lian, quien se incorpora y me tiende la mano para que lo haga también.

***

—¿Esto se ve bien?— pregunta amber por cuarta vez, mientras se ajusta el vestido del escote.

Fuego Y HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora