El Dia

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La luna es lo mas resplandeciente de esta noche.

Mis cabellos estan alborotados por unas suaves ondas que Neffertari se habia tomado la molestia en hacerme.

No llevaba un largo vestido como el que salen en las portadas de las revistas, o en las innumerables paginas web de las redes sociales, era simple algo que mamá habia echo con sus propias manos.

Mi cuerpo se amoldaba bien a la tela lisa en color blanco, el escote en cuello barco y las mangas en 3/4 en tela de encaje hacen lucir más la figura que trato de ocultar. Sobre mi cintura se ciñe una falda con poco vuelo que cae justo una palma y media antes se la rodilla, y sobre de ella un listón de la misma tela que envuelve mi cintura hasta la parte baja de mi espalda que forma un moño y hace contraste con el largo escote en V que mi madre dejo sobre mi espalda.

No llevo nada mas que una corona de flores silvestres blancas y azules, mis pies estaban descalzos.

El agua emanaba con fuerte corriente en el riachuelo provocando una sensación relajante en mi, el pasto húmedo sobre mis pies era placentero mientas caminaba hacia el punto donde me esperaban.

Todo fue en camara lenta...

Amber, Neffer y Hannia estaban formadas en una linea vertical ambas con vestidos sencillos y campiranos en colores pastel, violeta, azul y amarillo todas con una diadema decorada con flores del lado contrario Azael y Ean ambos con pantalones color azul marino, camisa blanca y un par de tirantes marrón junto con una corbata a juego del pantalón.

Lo siguiente que vi fue a mis padres tomados de la mano mama vestía un holgado vestido rosa, su cabello suelto agregaba juventud a su rostro y habia lagrimas en sus ojos, papá vestía de negro logrando ver que le sentaba bien y de el lado contrario Iván Domenech me miraba complacido al igual que papa vestía en color negro.

Todos sonreían

Pero mis ojos tan pronto lo vieron no pudieron despegarse de esa mirada azul grisasea de sus hermosos ojos.
Su cabello plata resaltaba con la luz de la luna, vestía un pantalón en color arena con una camisa perfectamente blanca a juego unos tirantes en color verde azulado y en la bolsa de su camisa una pequeña flor amarilla sobre una de sus manos resaltaba una gruesa esclava de oro, mire las largas y gruesas venas que se marcaban bajo sus delgados brazos, todo era perfecto en él.

Ambos nos miramos fijamente hasta que extendio su mano hacia mi y la mia lo toco temblorosa, estaba llena de mil emociones que no podia expresarme tanto, que me olvide de la persona que estaba frente a nosotros.

Y ahi estaba ella vestida con un hermoso vestido amarillo vaporoso, y sobre su cabeza una hermosa tiara con miles de diamantes incrustados que brillaban intensamente a la luz.

Era un hada, era la misma Sefora.

Pero eso no importo gire mis ojos nuevamente hacia él hombre que tenía a mi lado, tan perfecto, hermoso y en toda su gloria allí, deseando tanto como yo la unión que nos haría felices toda la eternidad sin importar las adversidades de cada dia.

—Agradezco la presencia de quienes creen aun en mi poder, se que no estoy con gente común de nuestro mundo, y creo firmemente en esta unión, y sobre todo en lo que lograran ambos juntos, la mayor parte del submundo vemos esperanza en ustedes y creemos que cambiaran las cosas de algún modo que volvamos a tener felicidad y paz entre nosotros, el destino estaba marcado y ustedes siempre estuvieron destinados a estar juntos—

Las últimas palabras de Sefora hicieron eco en mi, Lian no se inmuto en ningún momento, solo tomo mi mano con fuerza, el sermón duro unos minutos más, me dio un poco de vergüenza cuando me di cuenta que no estaba prestando del todo atención a las palabras de Sefora, más bien solo deseaba que esto terminara pronto y pudiéramos estar completamente solos, me ruborice y Lian giro un poco para mirarme con extrañeza.

Fuego Y HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora