Premonición

9 1 1
                                    

—¿Segura que no molesto?—

—No, para nada. Entra—

Me incorpore de un salto para sentarme al filo de la cama y arrastre la delgada sábana para cubrir la piel de mis piernas.

—Creo que te debo una disculpa— Mark siguió caminando, hasta llegar a la pequeña mesita frente a mi cama y apoyarse.

—No, no digas nada solo dejemos las cosas así por favor. No hay nada que disculpar— le sonreí mientras hacia contacto con el profundo chocolate de sus ojos.

—¿Puedo decirte algo?—

Lo mire con cautela.

—Eso depende de los que me quieras decir—

—No pretendo ponerte en algún aprieto ni nada de eso. Simplemente quiero que sepas que estoy feliz por ti, ahora que tú lo eres con él—sus ojos parecían sinceros y me dio una larga sonrisa que no me pude negar a devolvérsela.

—Gracias Mark—

—No se cómo puedes besar a alguien que tiene colmillos—arrugó la nariz mientras sonreía.

—Basta Mark, no hablemos de esas cosas— le di un manotazo pero lo logro esquivar.

—¿Puedo preguntar algo más?— pregunto con voz queda —Solo es curiosidad— aseguro.

—Esta bien— repuse con brusquedad.

—¿Si te casarás con él...?—no pudo terminar la pregunta.

Silencio

—Si—Respondí en un murmullo.

—¡Vaya! creo que sabía la respuesta—

Respiro hondo y cerro los ojos. La exclamación no había sonado convincente, más bien parecía un lamentó. Giro la cabeza para no mostrarme la expresión de su rostro.

—Mark, yo, yo lo siento—

—No digas nada, no pasa nada—me sonrió, pero la alegría no le llegaba a los ojos.

—Yo tengo mañana una junta en el consejo sabes, tu abuela me ha pedido que asistas a una—

Lo mire con extrañesa, pero asentí con la cabeza.

—Gracias Chelsa—añadió; entonces me tomó la mano y deposito un suave beso en ella.

—¿Ya te vas?—

—Si, mañana paso por ti. Descansa bien—

Salió deprsia por la puerta.

—¿Se pelearon?— pregunto.

—¡Amber!—cante, y corrí a arrojarme a sus brazos.

—Tranquila mujer—soltó una risotada y me abrazo del mismo modo.

—Las residencias me están matando, pero hoy me tomé el tiempo de venir a verte, ¡Los extraño mucho! Ean está por llegar, y el maldito gusano de Azael se olvidó de mi, bueno ¿Que le hiciste a Mark? Que salió con cara de funeral—

—No le hize nada, bueno en realidad yo no lo quisiera... Bueno, le afirme que me casare con lian—

—¡Por todas las hadas! ¡Felicidades amiga! Estoy tan emocionada —chilló —¿Ya pensaron donde vivirán? ¿Cuántos hijos tendrán?—

Respire hondo y conté lentamente hasta diez.

—Aun no hablamos de todo eso, no seas ridícula no podremos tener
hijos— suspiré

—¿Estás segura de eso?—

—No, pero eso es imposible—

La noche transcurrió entre parloteos y cotilleo de Amber después se nos unió Neffertari quedando las tres esparcidas por la habitación donde nos venció el sueño...

Fuego Y HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora