Entrenando

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―Te amo, Chelsy. ―Hunde su lengua en mi boca. Sigo el ritmo, gimo, aferrándome a su espalda.

Olvidándome del pudor, elevo la pelvis, hasta rozar su miembro. Siento cómo se mueve entre mis piernas, sin dejar de besarme. Su ropa desaparece en cuestión de segundos. Contengo el aliento al verlo desnudo y notar cómo se sitúa entre mis muslos. No tengo miedo, aunque la noche anterior dudé, ahora estoy segura.

―Yo también te amo Lian ―susurro

Todo mi cuerpo parece estar en llamas. Al mismo tiempo que el sudor cubre mi piel. Nos movemos a la par. Nuestros cuerpos son uno solo. Unidos, complementados, fundidos. Tiemblo y me agito entre sus brazos. Lian me mira fijamente y lucho por no perder de vista sus intensos ojos, pero lo que siento es tan abrumador que me obliga a echar la cabeza hacia atrás y morderme los labios. Mi cuerpo se convulsiona y todos mis músculos se contraen, me sujeto con fuerza de sus hombros. Sus labios cubren los míos y su lengua se entrelaza con la mía. Su beso calla mi voz y detona todo. Un grito ahogado sale de mis labios, mientras algo tibio se desliza entre mis piernas. Abro la boca, intentando recobrar el aliento y enfocarlo. Mi cabeza da vueltas. Me siento sin fuerzas. ¡Oh, Dios!

—¿Esta todo bien? — pregunta, mientras sus dedos retiran de mi rostro el cabello que se ha adherido a el, por el sudor.

Abro mis ojos, luchando con la pesadez de mi cuerpo, esto me ha dejado sin fuerzas mi aspecto ha de ser horrible.¿Por eso pregunto? .

—Muy bien—balbuceo, mi respiración aun no se normaliza, Lian sonríe, y se mueve hasta que sale de mi. Rápido cubro mi cuerpo con la sabana.

—Amor— me llama con ternura, de pronto ya no me siento tan desinhibida como hasta hace unos momentos. —No tienes por que taparte, eres hermosa— eso "Eso dira el" niego y una ligera sonrisa curva sus labios.

—No te rías de mi— protesto y eso lo hace reír más, se acerca y me besa. Suspiró, es tan tierno conmigo.

Lian se mueve, suspendiendo de nuevo su cuerpo sobre mí. Haciendo que me cohíba un poco. Él es sencillamente perfecto. Su cuerpo pálido, que parece menudo pero que es firme. Aún siento el tacto en mis dedos.

—¿Te hize daño? — pregunta con una nota de preocupación en la voz.

—¡No, no! Todo fue perfecto— tomo su rostro entre mis manos y lo acercó a mi. —Es que como sabes, no tengo tanta experiencia aún — digo retorciendo la tela de las sábanas.

—¿Cres que eso me importa a mi? — pregunta desconcertado.

Me queda claro que los vampiros no son tan fríos como parecen y por lo poco o mucho que sé, en algún momento de su vida han tenido a alguien. Lian es atractivo, dudo mucho que las vampiresas no se hayan fijado en él, así que debo suponer que tiene más experiencia que yo. Aunque la idea no me gusta demasiado. ¿Con cuántas habrá estado? Él tiene punto de comparación y yo no. ¡¿Qué cosas estoy pensado?!

―Chelsy, si el problema es la experiencia, te he dicho que yo puedo enseñarte. Pero... ―Se aparta ligeramente y me mira pensativo.

―¿Qué? ―pregunto desconcertada. ¡Sabía que hice algo mal! ¿Qué? ¿Grité mucho? ¿Y si alguien escuchó? ¡Ay no!

―Bueno, sé que quizás no sea un problema, pero... no nos hemos cuidado. ―Sonrío ligeramente, pensé que era algo más grave.

―Sí, lo hice. ―Frunce el ceño y no puedo evitar sonreír, sabia que esto pasaria y tome la pildora en la cena.

Amber

Ean entra como si nada a mi habitación, y comienza a quitarse el abrigo, son mas de la media noche, su expresión es lúgubre.

Fuego Y HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora