Más Allá De Nosotras

57

Sus manos apretaban con suavidad la piel de mis mejillas, su boca se mantenía inerte y estática, no podía hacer un movimiento. Tampoco quería hacerlo yo, solo me quede ahí mirando el color oscuro de sus ojos. 

—¡Detente! —exclame separándome de ella y reclinando mi cuerpo hacia atrás para que nuestros rostros no sigan estando cerca. —Así no funciona, ¿Piensas que con un beso todo se inicia? —pregunte un poco molesta, pero molesta conmigo misma por permitir que sus labios me vuelvan loca, por permitir que sus manos toquen mi piel y se lleven un poquito de mi alma.

—Lo siento, no quise hacerte sentir así —contesto desanimada, volviendo a su postura y lugar, donde siempre perteneció. —Yo intentaba...

—No importa, solo arranca el auto y continuemos con el camino

Se me quedo mirando unos segundos, pero luego sentí el ruido del motor entonces ya no volvería a suceder, y podríamos continuar con este estúpido viaje en carretera a ver a David. Lo odiare toda la vida por esto.

Y mas por obligarme a tomar un avión para un casamiento que al final no se realizó.

Pasaron 20 minutos, más o menos, no estoy segura, pero la buena noticia era que habíamos llegado y mi sorpresa fue cuando el lugar de hospedaje de David era la casa que mis padres habían comprado, se veía hermosa desde afuera. Estaciono el auto y antes de bajar, Venable me sostuvo de la muñeca y me provoco un pequeño quejido de dolor, ya que su fuerza no fue medida.

—Lo siento —se disculpo al darse cuenta que su acto me había lastimado. —Déjame intentarlo de nuevo —insistió, pero se negaba a soltar mi muñeca de su agarre, quería una respuesta o un permiso y no sabia que decir. Blanquee los ojos y se que no se rendiría, porque decirle que no, es como decirle ¡Si por favor hazlo!

—Inténtalo —rete y ella extendió una sonrisa un poco maquiavélica, me estremeció el alma completa.

Ya libre, de ella y de mí, me baje del vehículo con la intención clara de correr a los brazos de David, pero el muy hijo de su madre me tuvo 10 minutos esperando afuera porque el muchacho estaba dormido. Fue una pesadilla, el calor infernal y mi mala suerte de estar al lado del diablo que no me quitaba la mirada de encima ni por un minuto. Tenia puesto los lentes de sol, pero yo notaba como detrás de ese cristal negro me perforaba el corazón con su visión.

La puerta se abrió y me encontré con un David desecho, hecho trizas y con el corazón claramente roto (Y eso que a el no lo abandonaron en medio del altar).

Pobre Víctor... no, no es cierto, se lo merece.

Sus brazos se enroscaron en mi delgado cuerpo y su nariz se escondió entre mi cabello que caía sobre mis hombros. Olía a vomito, alcohol y cigarrillo.

—Tienes que bañarte urgente —mencione y de un empujón lo entre adentro de la casa, no sabia muy bien donde estaba el baño, pero Venable me guio a la perfección.

Lo deje dentro con la bañera llena, cerré la puerta y me quede mirando lo que al parecer era su habitación, la cama estaba en perfectas condiciones, no estuvo durmiendo aquí arriba. Sus cosas desparramadas por el suelo y encima de la mesa de luz una foto que brillaba... mi familia.

Suspiré profundo y me atreví a bajar las escaleras para prepararle un café. Eso le haría sentir bien y estaría mas despierto.

—¿Cómo esta? —pregunto Venable caminando detrás de mi

—Esta bien, lo deje para que se bañe y ahora si encuentro la cocina podría prepararle un café —comente caminando y mirando alrededor

—Es aquí —mencionó y me detuve, me giré para mirarla y en su mano mantenía el picaporte. Me acerque para entrar, pero no me tendría que haber fiado, algo iba a hacer. Se interpuso entre medio, impidiéndome el paso.