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Unos meses después...

Las historias de amor son un cliché repetitivo de, vivieron felices para siempre, ¿Quién puede ser feliz a base del amor? A mi edad física y mental, entiendo que no toda relación conlleva a la felicidad, sin embargo, me veo en la obligación de admitir que llenan un vacío emocional o mental, no importa y no tiene caso, esta bien de igual forma.

El caso es que, estoy hace unos 15 minutos con un vestido color carmesí y un estilo de corsé que aprieta notablemente mi cintura. Cuando mi madre dijo que me vería espectacular en esto, pensé por un momento que no seria el tipo de vestido que vi en las películas románticas que me gustaban a los 10 años, cabe aclarar que si lo era y no estaba para nada satisfecha.

—¿Por qué tengo que hacer esto? —pregunte, mientras miraba mi rostro a través del espejo, unas ojeras poco notables, pero eran vistas como una mancha de color grisáceo.

—Porque le dijiste que si —respondió mi madre, como si fuera la cosa mas obvia del mundo y lo era.

—Estoy considerando decir que no

—Lo haces y no será ella quien te mate, seré yo. —me dio un leve pinchazo con el alfiler que ajustaba mi vestido y un chillido salió de mis labios. —Dos casamientos fallidos en la familia y es la escusa perfecta para que te desherede.

Me reí de aquella contestación, todos saben que estoy desheredada desde el día en el que dije, mamá me gustan las mujeres.

—De igual forma, tomare riendas en el asunto —dije y me solté de aquel vestido para dejarlo caer al suelo y quedarme en ropa interior.

—¿Qué haces?

—No me gusta ese —tome una de las batas para cubrir mi cuerpo y comencé a caminar alrededor del armario, aquí había muchísimos vestidos y si me iba a casar, prefería que sea uno de mi preferencia.

—Tendrías que haberlo mencionado antes, desde las 10 de la mañana estoy poniéndole alfileres —contestó molesta

Deslice mi mano por las telas, hasta que una resalto de la mayoría, lo tome con mis manos y mis ojos se iluminaron al ver aquel tan preciado vestido. Me acerque hasta el espejo y a medida que iba colocándomelo mis ojos recorrían mi cuerpo, tomando cada recuerdo de este y sonriendo al final de la prenda. Mi madre abrocho los botones de la espalda y me dejo un delicado beso en el hombro.

—Me gusta este —comento mirando con amor a su hija y el vestido que llevaba en su posesión.

—Es perfecto.

Largo con una pequeña cola que se deslizaba por el suelo, apretado en la cintura, abierto en el pecho y cerrado en la espalda, tela de encaje alrededor y una suavidad.

—Lo mejor es que te queda, no tengo que decirle que lo ajusten —comento con una sonrisa.

—Si, así es

Respire profundo y con ayuda de mi madre me lo quite, mi teléfono comenzó a sonar y mire la pantalla. "Wilhemina"

—¿Qué sucede? —pregunte atendiendo la llamada. Mi madre tomo el vestido y nos dirigimos hacia la caja para pagarlo, esto me saldría demasiado caro.

—Hola amor, ¿Cómo estás? Yo bien gracias por preguntar, ¿Tu como estas? —saludo, pregunto y se auto contesto, en un monologo que me hizo reír. —Llamaba para preguntar donde estas, tengo un grupo de alumnos que no tiene idea de donde esta su profesora

—Te dije que pedí el día

—¿Cuándo? ¿Si sabes que hay que hacerlo con un tiempo de tres días anticipados?

Más Allá De NosotrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora