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La mañana estaba reluciente, el sábado estaba brillando y los rayos del sol asomaban por la ventana de mi habitación. Mi noche había terminado de lo mas lindo y aunque no volví a besar a Wilhemina otra vez, puedo decir que estoy satisfecha, por el primer paso que dimos. Mi celular tenia dos llamadas perdidas de un numero desconocido "Quizás debas devolver el llamado." Dijo mi subconsciente, pero mi tiempo estaba limitado, quería ducharme, desayunar y luego ver que me depara el destino para el resto del día. Tenia unos cuantos mensajes de Nick, Debby que me escribía debes en cuando para saber como estoy y un mensaje de mi padre, de buenos días.

Me recosté sobre la bañera el agua tibia estaba limpiando cada parte de mi ser, de mi alma y quitaba los rastros de la noche anterior. Por las bocinas del celular sonaba una canción que desconocían mis oídos, pero estaba bastante buena.

Cerré los ojos, dejándome llevar por mis pensamientos. Las manos de Wilhemina sobre mi cuerpo se me vinieron a la cabeza, se sentía como arder en el infierno, aquellos roces y su respiración pesada en mi cuello.

Su cuerpo transpirado haciendo pequeños movimientos sobre el mío, tenia la mirada dilatada y aquellos labios sabor a menta hacia que mi organismo se alocara más. La sentía dentro y encima de mí, estaba punto de tocar el infierno.

Toc... Toc... Toc...

Fui sacada de mi mente, fui arrancada de mi fantasía sexual no realizada y a medio terminar.

— ¿Cariño te falta mucho? —Pregunto mi madre desde el otro lado de la puerta, parecía chiste mi madre como siempre invadiendo mi privacidad.

— No, estoy apunto de salir. —grite y me levante de la bañera, para luego envolver la toalla alrededor de mi cuerpo.

Abrí la puerta y mi madre ya había salido, ¿Por qué interrumpe mi momento y luego se va? ¿Abre hecho algún ruido? Ahora estaba preocupada por si eso había sucedido, iba a morir si fue así.

Me vestí rápidamente y baje las escaleras un poco deprisa, al final choque con el cuerpo de una mujer, quien dio un quejido de dolor.

— Lo siento tanto —musite preocupada al ver que a mis pies se encontraba Wilhemina. Logre que recompensara su posición, la dama enfrente aun no abría los ojos y sospecho que era por el semejante golpe que le dio al suelo.

— Deberías tener mas cuidado —acuso finalmente para abrir los ojos y mirarme. —Buenos días.

— Buenos días. —Conteste, estaba bellísima, llevaba sus típicos conjuntos de cuerpo entero que le tapaban la espalda completa y parte del cuerpo.

Mis ojos no podían dejar de mirarla, hace unos minutos atrás estaba en mi mente complaciendo mis pensamientos pervertidos y ahora aquí, de carne y hueso. Me había ruborizado, aquellos pensamientos me habían dejado en evidencia.

— ¿Ya desayunaste? —Pregunte intentando disimular mi nerviosismo.

— Estoy tomando café con David. —Contesto y se retiro al living.

Me sentía idiota, ella me había hecho sentir idiota y mi día apenas comenzaba. No planeaba estar cerca de ella, necesitaba mantenerme lo mas lejos posible, me serví un poco de café y me senté al lado de María quien leía el diario.

— Buenos días niña. —Saludo cordialmente.

— Buenos días.

Únicas palabras cruzadas en el desayuno, mi madre me invito a que los acompañará en la plática, pero me había despertado de bueno humor... el pequeño enfrentamiento de Wilhemina en las escaleras había bajado mi autoestima al suelo y me pregunto, ¿así será siempre?

Más Allá De NosotrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora