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— ¿Qué? —Pregunto David extrañado y miro a la mujer de la que yo estaba enamorada, no sabía que más aportar, no sabía que decirle a mi David. —¿Cómo paso? —Pregunto, pero yo no sabía que decir, ni si quiera se como pude permitir que la frialdad de esa mujer me enamorara. —¿Ella te ama? —Claro que no, ella es una mujer, ni si quiera tiene ojos para verme a mi y eso era una desgracia. —Contéstame Olivia. —Ordeno aquel hombre que con ojos extraños esperaba una respuesta de mis labios.

— No se como paso, me di cuenta ayer mientras admitía en los brazos de mi jefe que mi corazón tenia un nombre tatuado con aguja e hilo

— ¿Ella también se ha enamorado de ti? —Volvió a preguntar y corrí mi vista hacia sus ojos.

— No, ni si quiera sabe que me he enamorado de ella.

David se sentó en la cama y en su mente seguro pensaba lo irresponsable que fue al dejar que Venable entrara tanto en mi vida. Pero al final no era culpa de nadie, solo mía por ser tan vulnerable ante el amor.

— No se como es que te enamoraste de Venable. —Dijo un poco mas tranquilo. —La historia se repite —susurro agobiado 

— ¡David! —Grito Víctor desde abajo.

— ¡En un segundo bajo! —Suspiro — No estoy enojado porque te hayas enamorado, tienes 20 años tu sabrás con quien si y con quien no. Solo que no me esperaba que digieras que Wilhemina, podía esperar cualquier otra persona, ¿Pero Wilhemina? Uff, es mucho. —Dijo riendo. —Tienes un gusto pésimo en mujeres.

— Eres un idiota. —Le dije finalmente y el solo me abrazo, para luego depositar un beso en mi frente.

— No importar de quien te enamores, lo importante es que seas feliz y si por mera casualidad ella también sintiese algo por ti, lo aceptaría, si a ti te hace feliz yo también lo soy. —Respire profundo aquel perfume que usaba, me encantaba sentir su aroma. — No quiero romper tus esperanzas... —comento mientras se levantaba de la cama y me conducía con el hacia las escaleras. — Pero Wilhemina no quiere a nadie, ni a ella misma, sospecho que ni llegara a sentir algo por ti. —Dijo en tono burlón.

— Eres de lo peor.

El dio una carcajada de maldad y se retiro a ver a Víctor al patio, yo en cambio me fui a la cocina. María se encontraba preparando café.

— María

— Liv —Contesto ella con una sonrisa. —¿Cómo estás?

— Bien, te quería decir que Annie quiere unos tallos del rosal para sembrar en su casa ¿Me los cortarías?

— Está bien, ¿Te sirvo café? —negué, con Nick tome demasiado y mi cuerpo quería dejar un poco la cafeína.

Me retire a ver a mi madre. Ahí estaba, de espalda ante mí, podía ver que utilizaba un corseé, seguro que era para ajustar su columna vertebral y mantenerla en posición. Mi curiosidad pedía a gritos ver aquella espalda desnuda, necesitaba conocer los secretos que atormentaban su soledad.

— Cariño, has llegado— Dijo sonriendo, me acerque a dejar un beso en su mejilla.

Me acerque a saludar a Víctor y por último a mi amada Venable. Quien sonrió notablemente al verme, pero intento ocultarlo con su actitud fría.

— La próxima vez que me digas que llegas tarde, tomare eso como vendré al otro día.

— Fue a conocer su viñedo de café —contesto David en tono de burla y los demás rieron, menos venable. Gracias a dios ella no le veía chiste a esa estupidez.

— Cállate. —dije y me senté en el pasto con cuidado de que no se me vea nada. — Me mostro su quinta donde siembran el café y un señor me explico como se hacia el proceso.

Más Allá De NosotrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora