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Me quede completamente en blanco al ver la silueta de su madre aquí, Wilhemina bajo las escaleras rápido apenas la cubría la sabana de su cama y me miro con cara de que hiciste.

— ¿Qué rompiste Olivia? —Pregunto acercándose a mí, ni si quiera había notado que su madre nos acompañaba en esta situación tan bochornosa.

— Wilhemina... —Susurre y ella giro su cara hacia la dirección donde yo miraba.

— Oh santo cielo, mamá —Dijo asustada colocándose detrás de mí. Claro déjame al frente. —¿Por qué no me avisas que ibas a venir? ¿Có...Co...mo...Como diablos entraste? —Si, muy buena idea comenzar a tartamudear en estos momentos, no sabia que decir al respecto creo que la estábamos a punto de mandar a la tumba junto a su marido.

— Yo me iré a cambiar... —Dijo tratando de escapar, pero Venable no me lo permitió, me tomo del brazo y me obligo a que me quedara.

— Tu te quedas aquí. —Contesto.

— Yo no se que decir, esto, hija tu ¿Olivia? —Maldita sea mi nombre en su boca sonaba tan confuso, podía ver que no estaba tranquila, ni si quiera podía quitar su vista de nosotras y yo necesitaba irme a cambiar, me daba muchísima pena que me viera así. —Lo sospechaba, pero no creía que iban avanzadas. —Musito refiriéndose a lo que habíamos hecho. —Quiero que me expliquen.

— Me encantaría hacerlo, pero yo me voy a cambiar, Wilhemina te encargas.

Me desligue de su agarre, tome mi remera que se encontraban en el sillón y subí las escaleras como si de una maratón se tratara, eso no era asunto mío, que se las arregle ella sola, no puedo decir ni hola enfrente de su madre de la vergüenza que tenía. Debería escapar por la ventana, pero la casa era muy alta y me quebraría algún hueso.

Me vestí rápido y luego entro Wilhemina a la habitación.

— ¿Qué sucedió? —Pregunte y termine de abrocharme el jean.

— Que cobarde eres. —Me dijo mientras buscaba por el piso sus pertenencias.

— Lo siento, pero le tengo demasiado miedo a tu madre, mas que a ti.

— ¿Te doy miedo? —Se detuvo y me miro seria, claro si me pones esa cara como no voy a tenerte miedo.

— A veces... —Levanto la ceja —Como ahora, deja de mirarme así. —Ella se rio bajito y comenzó a vestirse. —déjame ayudarte. —Suplique y me acerque para prender los botones de su camisa, dejo de hacerlo ella para que me ocupara yo. Me miraba diferente, deposite un beso en su mejilla y una sonrisa se presento en aquellos labios carmesí.

— He tenido que decirle que somos novias. —Dejé de acomodarle la camisa dentro de la falda y me detuve para mirarla. —Es que no sabía que decir, fue lo primero que se me ocurrió. —Me quede pensando que decir, no me molestaba, pero cuando su madre descubra que es mentira ¿Qué haremos? ¿Qué diremos? ¿Qué dirá ella? Porque yo no me voy a meter. Wilhemina me beso los labios y salió de la habitación. Pero a los segundos volvió a entrar para tomarme de la mano y arrastrarme hacia abajo.

— ¿Me llevaras a casa? —Pregunte

— No, te quedaras conmigo.

— Pero me da vergüenza ver a tu madre. —Susurre

— A mí me da más vergüenza quedarme sola con ella, así que tu te mueres conmigo.

"Tu te mueres conmigo" Bueno esta bien, no tengo muchas opciones, digo, me amenazo y no me dejaría ir. Nos adentramos a la cocina donde estaba su madre tirando el vaso roto que había dejado caer de sus manos cuando me vio semi desnuda en el living.

Más Allá De NosotrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora