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Parecía una broma de mal gusto, ese idiota lo vi en el cumpleaños de Venable, intentando robarme su amor y al parecer si le tiene aprecio, le confió su institución que es lo más importante en su vida. Estoy delante de una competencia muy grande. Y hablando de cosas inútiles el salía de la oficina de Venable, vestía muy elegante y se acercó para saludar a Nick.

— ¡Hey! ¿Cómo estás? —Pregunto mientras estrechaba su mano con Nick.

— Muy bien y ¿Tu?

— Bien, terminando unas cosas ¿La señorita es? —Me miro y sonrió. —Oh tu eres la amiga de Wilhemina, si te conozco. Es un placer volver a verte. —Para mí no.

— Igualmente —sonreí falsamente.

— Bueno, estamos yendo a revisar la cafetería. —Zac asintió y seguimos nuestro rumbo.

Sin duda el cambio que logro mi amigo Nick aquí fue mucho, tenía un estilo bastante moderno, las nuevas mesas de madera, la barra con un diseño minimalista, estaba todo muy lindo y blanco. Ya estaba todo listo para abrir, solo faltaban los clientes.

— ¿Hace cuánto que estas armando esto?

— Hace una semana, no quería comentarte nada hasta que no fuera seguro. —Se sentó en una mesa. —Tenía miedo de que Wilhemina me cambie los planes y me saque de aquí.

— Si, es muy impulsiva. —Me apoye en el marco de la puerta. —Pero todo te ha quedado bellísimo

— Así es, en febrero ya estaría funcionando.

— ¿Bajaste los precios? —Pregunte mirando el gran televisor donde se mostraba el menú.

— Si, fue la única condición que me puso para poder abrir, no me gustaba para nada la idea. Pero sabía que aquí iba a vender demasiado, hice una excepción.

Nos quedamos un poco más conversando sobre lo lindo que estaba y sobre otras cosas que no venían al caso, hasta que decidimos que era hora de volver a casa, lo invite a cenar, pero fue duramente rechazada por una cena familiar. Me hice la ofendida solo para molestarlo y el se reía de mi mala actuación. Así que solo me quedaba volver a casa.

**

Habían pasado cuatro días más, no tenía noticias de David, ni de mi celular, definitivamente lo había perdido y no lo encontraría, tampoco hice el intento de comprarme otro. No tenía efectivo y ganas para ir hasta el centro comercial. Llegaba del trabajo, me tiraba al sillón y así eran mis días. Qué situación tan depresiva seria vivir sola. Terminé de regar las rosas y me senté en el escalón de la casa para fumar un cigarrillo.

Nick estaciono su auto en frente y se acercó a mí con una pequeña caja bien decorada de color negra. Nunca me di cuenta que él era tan dulce y bueno conmigo, más allá de mis errores administrativos nunca me reto por hacer las cosas mal o despedirme. Era dulce.

Y en este momento de soledad, la dulzura era algo de que mi alma quería agarrarse.

— Traigo cosas dulces para que desayunemos. —Comento con una bella sonrisa y se sentó a mi lado a esperar a que termine de mi cigarrillo. Apoye mi cabeza en su hombro.

— Gracias, necesitaba algo dulce y lo único que había en la cocina era café. —Él se rio.

— Para ti siempre.

¿Para ti siempre? Esas palabras me sonaron tan familiares, que mi corazón se contrajo demasiado, el recuerdo de mi ex había invadido mi mente, ella me decía esas palabras seguidos y era cierto, para mi siempre estuvo. ¿Quién pensaría que la mala de ese cuento en realidad fui yo? Pero no quería que mi día se vuelva melancólico pensando en alguien que ya no esta ni debe estar en mi vida. Pasamos el resto del día juntos, nos metimos a la piscina a pesar del leve frio que hacia, jugamos a las cartas en lo verde del pasto y cuando pensé que el día se había acabado continuo con una copa de vino.

Más Allá De NosotrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora