Capitulo 24: Este y muchos más

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La oscuridad es más poderosa que la luz, porque, aunque puede ser vencida, nunca desaparecerá por completo.

LUNA V

«Solo tinta, solo una oración, sólo una acción muy común, solo es

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«Solo tinta, solo una oración, sólo una acción muy común, solo es... es Chris» Me repito en la mente, intentando quitarle importancia al acto de mi amiga para seguir con mi plan.

Quiera o no, ya me propuse algo, me he torcido los tobillos practicando, mi piel está tostada por exponerla al sol y ya la boca me duele de tanto sonreír, así que, tantas cosas no deben ser en vano. Su tristeza la presenciaré yo, pero definitivamente no lo siento. He hecho sacrificios más grandes.

Me miro en el espejito de mano, me pongo rímel y sombra en los ojos haciendo una línea perfecta en cada uno, saco el brillo labial rojo y lo aplico sin contemplaciones y después de rociar mi rostro con uno de esos polvos que ayudan a que el maquillaje dure más tiempo, empiezo a cambiarme.

Tomo el vestido ceñido del mismo color del pintalabios, me ajusto las medias veladas, tomo las botas de cordones que fue lo único que me llamó la atención al hacer la compra esta mañana y finalmente las amarro, poniéndome en pie con firmeza, a pesar de la gran altura que me proporcionan.

El cabello está suelto y con una cinta negra decorándolo así que cae en cascadas en mis hombros, haciéndome parecer, o mejor dicho mostrando, quien es la que manda y lo seguirá haciendo.

Me acerco al espejo de cuerpo completo observándome de arriba abajo y cuando me voy a apartar, caigo en cuenta de mi grave error.

«¡El puto pelo!» exclamo en mi mente, al tiempo que rebusco en la bolsa de compras. Saco camisas, pantalones y todo tipo de prendas hasta que, en el fondo, escondida en el lugar en el cual la coloqué, está casi sonriendo la peluca castaña que compré en la mañana.

La vendedora, una chica joven e inocente, me miró extrañada, analizando mi rostro por si necesitaba mi descripción por cometer un crimen y su voz tembló cuando debía despedirse de mí, gracias al protocolo.

Y quién era yo para quitarle el miedo, por eso metí mi mano en el bolsillo como si fuera a sacar una pistola, le sonreí cómplice y me marché bastante conforme del local.

Volviendo a la realidad, me coloco la peluca mientras la peino un poco, después me aparto de mi reflejo colgando en mi hombro un bolso diminuto, guardo una sombrilla y el arma la ubico con suma delicadeza finalizando el arreglo.

Paso por el mueble en donde esta vez está roncando Chris y al desearle suerte y tirarle un beso que nunca sabrá que le mandé, salgo sin hacer ruido y eso sí, me percato de que la puerta esté cerrada poniendo triple seguro y un candado, aunque dejo la llave de repuesto sobre la encimera.

• • •

4 HORAS DESPUÉS

—¡Maldita sea! ¡¿Por qué lo hice?! —exclamo arrodillándome frente a su cuerpo inerte, vacío, sin vida. Sus ojos perdieron cualquier ápice de alegría y ahora están estáticos, reflejándome en ellos, reflejando a su asesina en ellos.

Mi vida con Laura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora