Capítulo 10: Cita, confesiones y suspenso / Parte 3

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"Vivimos en un mundo en donde la enfermedad más grave es atrevernos a confesar nuestros sentimientos".

LAURA BLAIR

—¿Terror? —En la pantalla del computador se despliegan pequeños afiches con payasos de ojos torcidos, monjas demoníacas y muñecos con cuchillos ensangrentados a los que fácilmente puedo patear

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—¿Terror? —En la pantalla del computador se despliegan pequeños afiches con payasos de ojos torcidos, monjas demoníacas y muñecos con cuchillos ensangrentados a los que fácilmente puedo patear.

—No, gracias. —Le indico que pase a la siguiente categoría.

—¿Por qué no? Mira esta, es un clásico. —En las diminutas letras se lee el nombre "el conjuro". La imagen es un árbol al parecer aterrador, con una soga atada de modo que cualquiera puede colgarse de ella.

«Me apetecería morir ahí. El ambiente es bastante siniestro, me gusta.»

—Porque no —afirmo—, no le encuentro nada de aterrador a ese tipo de películas. No hacen más que hacernos creer que los fantasmas, los aliens y los payasos malditos pueden herirnos de algún modo, pero no es cierto. La maldad es de carne y hueso, como tú y yo, como todos los demás y si continuamos creyendo en esas estupideces llegará el día en el que dejaremos de temernos a nosotros mismos; los verdaderos monstruos, los enemigos reales.

—¿Y romance? —pregunta más temeroso. Todas las ilustraciones son parejas perfectas, sonrisas radiantes y corazones a su alrededor.

—Lo odio aún más. Todo es tan surrealista, las relaciones son tan perfectas y sus rostros están tan bien perfilados que nos hacemos falsas ilusiones. Las familias reales son disfuncionales y los rostros siempre tienen defectos. Vemos estás películas no porque sean buenas, ni tampoco entretenidas, solo lo hacemos porque todo lo que le falta a nuestra vida, todos esos espacios en blanco deseamos llenarlos de algún modo, y ahí entra el romance, la excusa perfecta, el escape de nuestra realidad que todos ven, pero que solo sirve para hacernos una idea errónea de lo que sucede.

—¿Por qué dices eso? ¿te han roto alguna vez el corazón? El amor duele, es cierto, pero cuando todo va bien, la felicidad y el consuelo que encuentras no tiene precedentes. Una sonrisa de la persona que amas, no tiene comparación; un beso te devuelve la emoción, aunque hayas tenido el peor día de tu vida y un "te quiero" o un "te ves bien" te regresa la fe en la vida, aunque todas tus esperanzas estuvieran en el piso.

»El amor es el sentimiento más fuerte de todos y sé que lo entenderás. Tal vez esta noche, en dos más o en unos cuantos años, pero ese momento llegará, y espero estar ahí para verlo.

Nos miramos por un momento, resolviendo nuestras dudas y formulando preguntas que no somos capaces de expresar con palabras y soy la culpable de que esa extraña conexión se corte, al cerrar el portátil con mi mano.

Mi vida con Laura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora