"Para vencer al mal, nunca empieces mirando a tu alrededor. No puedes buscar los demonios de los demás, sin haber derrotado a los tuyos propios"
LUNA V
—Espero encontrarte algún día hijo de puta y cuando lo logre, te arrepentirás de haberme conocido; te lo aseguro. —maldigo con todas mis fuerzas al viento, mientras arranco cada planta que se me atraviesa, imaginando que es la cabeza del misterioso hombre que me encontré en la entrada.
Dijo que mi destino estaba a tan solo diez minutos; llevo casi dos horas andando y no he tocado un piso plano y que no huela a estiércol. Deseo con todas mis fuerzas que me haya perseguido y esté corriendo con la misma suerte.
—¡Eso me pasa por confiar en todo lo que habla! —Me reclamo a mí misma la gran locura que cometí, mientras limpio el sudor de mi frente. Soy una estúpida.
Todo lo que me rodea es hierba amarillenta y muy alta que, al parecer, va creciendo a medida que paso ya que es interminable. Avanzo un poco más, hasta llegar a una parte más densa del lugar, pero un rayo de luz me alumbra la cara directamente. Cierro los ojos para descansar la vista, pensando con firmeza en regresarme y al abrirlos, me encuentro en un lugar distinto.
Estoy en un sendero rocoso, el cielo está pintado del azul más claro, el viento se estrella con mi rostro acariciando mi cabello y la hierba ha desaparecido por arte de magia. No sé qué o quién me trajo a este sitio, pero lo prefiero mil veces al anterior.
Lo recorro desconcertada y después de un tiempo mucho más reducido, estoy en un pueblito lleno de casas antiguas y una cruz que resalta en toda la plaza: es muy extraño con su tinte oscuro y aura terrorífica, pero a pesar de ser al mismo tiempo hermoso, me produce una incomodidad inexplicable; una sensación de que, por más que lo desee y lo intente, nunca podría considerarlo como un hogar.
A pesar del mal presentimiento, mis pies toman el liderazgo de mi cuerpo e inician su propia exploración.
Al acabar el paseo, logro averiguar su nombre gracias a un par de letreros bastante macabros y que estoy en un país de Europa, es decir, muy lejos de mi casa. Observo el único punto que me falta por visitar, la gran cruz en el medio y atraída por mucha curiosidad, me acerco con cautela.
Al llegar allí, me ubico en un banco de madera que de lejos denota antigüedad, y al estirar las piernas junto a los brazos, empiezo a analizar todo a mi alrededor, notando que tallado de una manera perfecta y detallada, en el asiento que está a mi lado, hay un mapa del pueblo. Está resaltado solo un lugar en el plano y al fijarme con más detalle, descubro que es precisamente la cruz en la que ahora estoy sentada.
Siento un leve peso en mi mano izquierda y la levanto con lentitud. Al alcanzar mi visión, me encuentro con una pequeña arma plateada que refleja mi rostro distorsionado y se va acercando a mi cráneo.
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Mi vida con Laura ©
Misterio / SuspensoUn amor imposible. Una enfermedad mortal. Un asesino enmascarado. Y un pasado que amenaza con acabar conmigo. ¿No decían que veníamos al mundo para vivir la vida? Pues en mi caso no es así, siento que mi único objetivo aquí es terminarla. Iniciada:...