Capítulo 32: El final

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Esta carta va para todos aquellos que por casualidad puedan leerla; los que desean buscar una salida, porque su vida es un monocromático arcoíris grisáceo; los que quieren morir, pero antes anhelan hallar una razón y los que ansían vivir, pero no ...

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Esta carta va para todos aquellos que por casualidad puedan leerla; los que desean buscar una salida, porque su vida es un monocromático arcoíris grisáceo; los que quieren morir, pero antes anhelan hallar una razón y los que ansían vivir, pero no encuentran un motivo.

Esto es para ustedes.

***

La vida de Laura inició en Handtown, un primero de enero oscuro y tormentoso en el que, mientras todos los demás estaban celebrando el año nuevo y disfrutando con sus familias, su madre y su padre estaban corriendo al hospital antes de que fuera demasiado tarde.

Cuando nació su vida era muy deprimente.

No tenía amigos ya que su comportamiento era extraño, no lloraba, no sonreía, ni siquiera pedía ayuda para absolutamente nada y eso era aterrador. Parecía un adulto, en lugar de una bebé.

Luego llegó la época de los amigos invisibles, todos los chicos a su alrededor tenían a la princesa encantada, el dragón luchador o el hada inteligente, pero ella solo hablaba con Sam. Sam Blair. Laura hacía todo lo que ella pedía.

Sus padres al principio pensaron que era otra casualidad de las muchas que se habían presentado en su vida. «Es muy inteligente», decían. «Es avanzada para su edad», los de alrededor murmuraban. Hasta que ocurrió lo del gato.

Ella salió de casa con el minino al lado siguiéndola, empezó a balancearse en el anden pensando que si pisaba la carretera se quemaría y cuando cayó en medio, se esforzó en ponerse en pie, pero no lo logró. Un carro doblaba la esquina a toda velocidad.

John se asomó por la ventana y presenció toda la escena, pero no pudo moverse. Laura cerró los ojos, sonriendo, y cuando los abrió, su mirada era más oscura, más fría de lo habitual. Tomó al gato con ambas manos, salió de la mitad de la calle y con una fuerza demasiado grande para una niña, lo tiró apenas el carro pasó y este le aplastó la cabeza de inmediato.

La madre salió más tarde y la rodeo con sus brazos, los vecinos se acercaron y taparon sus bocas, afligidos, pero el padre solo permaneció ahí, en la ventana, completamente estupefacto. No tenía idea de qué hacer.

Cuando le contó a Jane, su esposa y le sugirió que la llevaran a un hospital psiquiátrico, ella no lo creyó. «Estás diciendo estupideces, John, es solo una niña», le gritó y se encerró en su cabeza. El padre al ver que ya no tenía lugar allí y nadie le iba a creer, decidió marcharse antes de que todo se saliera de control. Fue la peor decisión que hubiera podido tomar.

Laura empezó a crecer sin su padre y eso le dejó un vacío en el corazón. Para complementar su tristeza, en la escuela los otros niños la tomaron como un juguete más y empezaron a presionarla, a acosarla cada que podían, a llamarla "huérfana" cuando se enteraron del abandono y a producir tantas emociones en el interior de esa pequeña niña que no pudo soportarlo y le invadieron unas enormes ganas de matarlos, de asesinarlos a cada uno de ellos para que dejaran de molestarla por siempre. Pero lo reprimió y de ahí mi poder empezó a crecer. Me presento, mi nombre es Sam y soy la representación de todos esos deseos oscuros de Laura, su otra personalidad, su lado insensato. Su salvación.

Mi vida con Laura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora