Un amor imposible.
Una enfermedad mortal.
Un asesino enmascarado.
Y un pasado que amenaza con acabar conmigo.
¿No decían que veníamos al mundo para vivir la vida? Pues en mi caso no es así, siento que mi único objetivo aquí es terminarla.
Iniciada:...
Los peores males siempre se presentan ante ti como flores y corazones, si no fuera así, ¿por qué demonios confiaríamos en ellos?
LUNA V
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La línea amarilla que delimita cada carril se desdibuja gracias a la velocidad en la que conduzco y el asfalto uniforme me produce una sensación de tranquilidad, similar a la de estar volando. El cielo azul es tan claro que parece ficticio y el sol está escondido entre las montañas del fondo de modo que el ambiente es cálido, pero solo lo suficiente.
Me distraigo con una ardilla que escala un árbol gigante a un costado de la carretera, así que pierdo el control por un segundo, que es lo suficientemente largo como para casi estrellarme con el carro que estaba detenido en el otro lado. Giro el manubrio a toda velocidad, pero el daño ya está hecho.
—¡Vete a la mierda, puta! —El hombre me saca el dedo del medio al bajar el vidrio, para después agregar—. ¡Ojalá y te distraigas al pasar el puente y termines en lo más profundo, junto a la ramera que te acompaña! —Chris se remueve en su puesto, incómoda, observándolo sin mediar palabra, y yo considero no responder porque cometí el primer error. Avanzo unos metros, ignorándolo, pero el autocontrol no basta para que permanezca en silencio y retrocedo hasta quedar paralelo a donde está ubicado.
—Ojalá... ojalá y te calles de una maldita vez, gilipollas. Hubiera preferido seguir de largo y chocarme contigo, porque está claro lo que hubiera sucedido. Esa maquinita de mierda en la que estás sentado no te salvaba ni de suerte —Piso el acelerador sin esperar a que diga cualquier cosa, mientras Chris niega con la cabeza.
—¿Qué?, ¿tú también quieres? —Pone los ojos en blanco, antes de responder.
—Gracias por defenderme, sí, eres grandiosa, pero te ruego que frenes en este instante que yo camino el tramo que falta, ¿no te das cuenta que tienes que ir del lado derecho? ¡Estás en la mitad de la carretera, joder! —Hace un ademán de abrir el seguro y para evitarlo, cierro todas las puertas con el bloqueo central y le lanzo una advertencia con mi mirada.
—Yo sé cómo conducir, solo que... hace mucho tiempo no practicaba con algún vehículo y no recordaba muy bien lo que debía hacer.
—No me subiré nunca más en un carro contigo. Siento que en cualquier momento voy a morir de un modo horrible y no quiero ver eso —Tapa su vista con ambas manos, asustada—. Ahora déjame aquí, prefiero caminar unas cuantas horas, que no volver a caminar en mi vida.
—Sí, sí, deja el drama. Ya llegamos —Detengo la camioneta en la puerta de mi conjunto de apartamentos y la última persona que pensaba encontrar me sonríe ampliamente, mientras observa el vehículo con una ceja arriba.
