Capítulo 30

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Trunks

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Trunks

—Mai, ¿Qué es esto?

En la sala de nuestra casa están mis maletas listas y empacadas. Las miro para entender lo que me está queriendo decir con esto.

Ella está de pie con los brazos cruzados, viéndome desde la otra esquina.

—Ya no tienes porque seguir aquí, estabas para "cuidarme", pero si Vermoud ya no es una amenaza, tú tampoco tienes porque seguir aquí.

—Pero Mai, tenemos que hablarlo, no puedes echarme solo por eso.

Me acerco a ella y le hablo más bajo porque ya no hay motivo para alzar la voz.

—Aunque sí era ese el motivo porque regresé a vivir aquí, no fue por eso por lo que me quedé. Me quedé por ti, porque te quiero.

—Pero tú y yo estamos separados, no tienes que estar aquí.

—Mai, ya no tenemos que seguir separados —decido.

Me pongo de rodillas y agarro su mano, levanto la vista, le muestro mi mejor sonrisa antes de continuar.

—Mai, ¿te quieres casar conmigo?

Mai me mira de vuelta y está muy contenta, y riendo me dice:

—No seas ridículo, ponte de pie —se suelta de mi agarre—. Te tienes que ir.

Tocan a la puerta, me levanto y voy a abrir todavía decepcionado y con el corazón roto.

—Lapis, ¿Qué tal? Justo iba ir a verte.

Mai mira de quien se trata y en lugar de saludar se mete a la habitación como si su simple presencia le molestara.

—Trunks, ¿no has visto a Marcarita últimamente?

—No, y ni quisiera verla.

Invito a Lapis a entrar y noto que se fija en las maletas en la entrada.

—¿Te vas de viaje? —pregunta.

—No, qué va, me voy de vuelta a las casas.

—Lo dices como si fuera algo malo.

—Porque lo es.

Ambos tomamos asiento y empezamos a hablar.

—No importa de todas maneras solo venía a contarte como están las cosas.

Espero a que Lapis me cuente todo lo que tiene que decirme.

Empieza por la visita que recibió de Marcarita, y que ahora resulta que hay fantasmas que están molestando a los saiyajines y que Vermoud está detrás de todo eso.

—¿Qué podemos hacer? —pregunto.

—Una extracción de fantasmas.

—¿De qué estás hablando? ¿Extracción?

—Un procedimiento sencillo que Marcarita inventó.

No es por ser pesimista, pero no confío en nada que haya hecho Marcarita.

—No estoy seguro de eso, Lapis, puede que nada de eso sea verdad.

Lapis me dedica una mirada de decepción, como si esperara que yo no refutara nada de lo que me pide, y que lo hiciera sin pensarlo.

—Cómo quieras, yo ya cumplí con avisarte, pero no te quejes si después Vermoud te viene a asustar.

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¿Cómo les va?

Aquí está el capítulo del día.

Espero que les guste, vota o Vermoud te viene a asustar.

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