Capítulo 17

31 9 2
                                    

Lapis

—¿Qué pasó aquí? —nada más llegar noté que el lugar estaba destrozado, las cabañas destruídas y cerca de la fogata se había iniciado un pequeño incendio que se extiguió solo al consumir todo lo que estaba a su alrededor. ya solo quedaron cenizas y escombros. 

—Exactamente, ¿cómo dejaste esto cuando te fuiste? —me pregunta Caulifla ahorita solo hace falta que me culpe de esto.

—Yo dejé todo en orden no me mires así.

—Ves por eso nunca debes dejar sola la iala, ¿Estás seguro que trabajste antes aquí? porque a decir verdad quedaste como un inexperto al abandonar la isla. —Ella estaba enojada en verdad enojada no era para menos yo también lo estaba.

—Lo siento yo me fui y dejé a Marcarita aquí. —No me doy cuenta de lo grave que fue eso hasta que lo dije en voz alta

—¿Qué hiciste qué?

—No creeras que ella hizo todo esto, ¿verdad? es obvio que esto es obra de los cazadores furtivos.

—Si es así corre tenemos que ver que no falten animales en la isla y reza porque el minotauro siga en su lugar.

Corro a toda velocidad por el sendero hasta llegar al refugio del minotauro.

Lo llamo, le silbo, lo busco y no está,  fui un idiota no debi dejar la isla y menos si todo era una broma, pero como iba yo a saberlo

Cómo le diré ahora a mi ahora que se robaron al mino-tauro,  la unica razón por la que yo tenía este empleo.

—Estás en problemas —me dice Caulifla

—¿Estas? estamos —corrijo.

—No, mi cielo, yo estaba em mi día libre era tu responsabilidad.

—Si te hubieras venido cuando lo prometiste en lugar de quedarte tonteando con Trunks nada de esto hubiera pasado —levanto la voz.

—¿Disculpa? Ahora resulta que todo es mi culpa.

—No dije eso, pero somos un equipo y si uno está en problemas,  el otro también.

—Estás como una cabra.

—¿Qué vamos a hacer? — pregunto

—No hay nada que podamos hacer, ya es tarde no encontraremos a los cazadores furtivos.

—Sí podemos, Caulifla,  pero necesito tu apoyo, no puedo hacerlo sin ti.

Ruego, suplico, necesito ayuda o estoy acabado, confío demasiado en ella para que me pueda ayudar.

—Ok ¿Qué quieres que haga? —cede ella.

Estoy tan feliz que podría besarla, pero me detengo porque no es el momento.

—Busquemos a los responsables, nos separamos, tú buscas por un lado y yo por el otro. si andan por mar podremos dar con ellos antes que lleguen a tierra.

—¿Qué hay si no andan por mar?

—Al menos lo habremos intentado —me temo que no lograremos nada, pero no daré por vencido sin dar batalla—. Nos vemos aquí de nuevo en media hora.

Salgo por la dirección opuesta a la que ella se va y me dedico a seguir las rutas marítimas que siguen los barcos.

En poco tiempo me encuentro con tres, todos han sido únicamente de carga y no llevaban nada de animales.

Mi desesperación aumenta, al no encontrar resultados.

—Tienes un radar de barcos —le pregunto a un capitan de un barco grande.

En ningún lugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora