Capítulo 21

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Lapis

Salimos de la tierra no pensé que fuera tan lejos donde se habían llevado al minotauro, por suerte con la velocidad de Marcarita llegamos mucho más rápido de lo que podría haber llegado yo por mi propia cuenta.

—Es aqui donde vimos al animal ese.

Es una pradera enorme donde puedes correr libre. Es un lindo lugar para tener a los animales.

—Allá está —muestro eufórico.

—Pues ve por él.

Salgo corriendo tras él por toda la pradera. Es muy rápido, pero yo también lo soy.

Corro tan rápido que no veo donde piso, y cuando ya lo voy a alcanzar caigo sobre mi cara.

Me duele el ego. Más cuando escucho a Marcarita carcajearse por mi sufrimiento.

—Cuidado te ahogas —digo enfadado.

Me levanto de nuevo y busco al animal con la mirada. No lo veo.

—Se fue por allá —dice Marcarita todavía entre risas.

—Genial hay que seguirlo.

—Tienes un poco de tierra por allí —me señala de arriba abajo.

—Ja, ja, que graciosa —me sacudo.

Sigo caminando hacia donde señaló Marcarita y la dejo atras.

—Mira allá están —Me la encuentro más adelante.

—¿Cómo llegaste antes que yo?

No responde, solo agarra mi cara y la gira para que mire lo que quiere mostrarme.

—¡Son muchos de ellos! —grito entusiasmado.

Casi lloro de la emoción al ver una manada entera de minotauros.

—Cállate o los espantaras.

—Es que son muchos —trato de decir en silencio, pero me puede la emoción.

—Bueno nos acercamos, agarramos uno y nos vamos.

—No podemos hacer eso, yo vine por uno en especifico.

—¿Qué importa? Tu jefe no notará la diferencia y te devolverá el empleo.

—No me importa el empleo. Esto lo hago por el minotauro en la isla aprendí a quererlo y lo quiero encontrar porque no estaré tranquilo si algo malo le pasa.

—¿En serio? pues no creo que le pasa algo malo aquí, mira está con su familia.

Retrosedo dos pasos y me doy la vuelta.

—Entonces no está aquí.

Empiezo a alejarme de Marcarita.

—¿Por qué? —pregunta a mi lado.

—Nadie se lo robaría para venir a dejarlo con su familia.

—Tú qué sabes, a lo mejor no fue un secuestro sino un rescate.

—Es un animal muy codiciado por los cazadores para quitarle los cuernos. Nadie haría eso.

Aunque me gustaría que fuera cierto y que el minotauro está en un lugar feliz, pero sé que la posibilidad es nula.

—Alto ahí —una joven de pelo rizado negro nos apunta con un rifle.

Levanto las manos como muestra  de que venimos en paz, pero Marcarita no hace eso, y solo complica más la situación.

En ningún lugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora