Capítulo 29

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Lapis

Quería algo que me comprobara que esto que estoy viviendo es real, tengo tanta tranquilidad que no me lo creo.

Estaba cansado de estar en constante peligro, cada movimiento que hacía podía costarme la vida, pero ya no, ya no porque Vermoud está muerto.

—¿Tú lo mataste? —duda Caulifla de lo que le acabo de contar.

—Sí, estaba harto de que intentara matar a todos.

—No pensé que pudieras matar a alguien.

Dudo un momento.

—No lo hubiera hecho, si no fuera necesario.

Yo nunca mataría a un inocente, ni soy un asesino que mata por capricho. No espero que me entienda, pero debería saber que si alguien se atreve a meterse con quienes me importan, soy capaz de cualquier cosa, hasta de matar o morir.

—Entonces si ya está muerto, eso quiere decir que ya terminaste tus asuntos pendientes, ya puedes volver a trabajar aquí.

Caulifla se quedó a trabajar en la isla, entonces no podía salir, para verla yo tenía que venir hasta aquí, lo cual hacía todo el tiempo.

—Sí, ¿por qué? ¿me extrañas aquí?

—Pero ¿quién te podría extrañar a ti? Y además te la pasas más aquí que en otro lugar.

Es verdad me la he pasado aquí mucho tiempo, me gusta estar en la isla, aquí me siento feliz, si no fuera porque de nuevo Trunks y yo somos amigos no me volvería a ir,

—Puede ser que me extrañes aunque sea un poco.

—No, en absoluto.

Me rio, no puedo aceptar eso y me lo tomo como un chiste. Ha pasado más de un mes desde que deje de trabajar en la isla, pero cada vez que puedo vengo de visita.

—Ya que insistes, volveré.

—No tienes que hacerlo si no quieres —dice.

—Pero me tengo que ir a despedir de todos en las casas antes.

Porque si no lo hago podría volver a pasar algo malo, como pasó la primera vez.

Lo bueno es que con Vermoud muerto ya nada malo puede pasar.

***

Regresé a mi casa para dejar todo en orden antes de irme. Por fin todo me está saliendo como quiero.

Alguien toca a la puerta y voy a ver.

—¿Qué haces aquí? —abro—. Pensé que no te volvería a ver después que Vermoud murió.

—Pues tu suerte ha mejorado y me seguirás viendo.

—Marcarita, ya no tienes nada que hacer aquí.

—Si que tengo —me aparta de la puerta y entra a mi casa.

Cierro tras de ella y me acerco a preguntarle qué es lo que tiene que hacer aquí.

—¿Qué es lo que tienes que hacer aquí?

—He recibido noticias de fuentes confiables que Vermoud volvió.

Me quedé congelado, eso debía ser una broma es que acaso nunca nos librariamos de él.

—¿Cómo que volvió? ¿De qué estás hablando? ¿revivió?

—No, no revivió. Ahora es un fantasma —dijo con expresión aterrada.

Siempre dude que Marcarita se encontrara cuerda, pero ahora estaba confirmando que no.

—¿Fantasma? ¿Es un fantasma? —digo incrédulo

—Sí, ya me confirmó alguien que se le apareció y que intentó asustarlo. Pero no lo asustó.

—Tal vez esa persona te quería hacer una broma —me llevo la mano a la nuca e inhalo profundo.

—Ya te dije que es una fuente confiable —dice llena de confianza, me mira de abajo arriba y dice—: Así que prepárate vamos a cazar fantasmas.

—Espera, Marcarita, los fantasmas no existen.

De pronto me mira como si quisiera matarme así confirmaría yo mismo si no existen los fantasmas.

—Tu también vas a salir con eso, ¿qué sigue? Que digas que los unicornios tampoco existen.

—Nunca diría eso —digo más por el miedo que me dio que porque lo crea.

—Entonces, ¿me acompañarás a cazar fantasmas? —volvió a su actitud amigable.

—No tengo tiempo, además el fantasma solo está asustando, no está haciendo nada malo —trato de convencerla.

—No es así —sonrie—. También está poseyendo gente.

Lo que me faltaba, que el fantasma imaginario ahora también estuviera poseyendo gente.

—¿Qué importa esa gente? Eso es problema del resto —me dispongo a seguir empacando mis cosas para irme en cuanto antes.

—No es cualquier gente —gana mi atención y vuelvo la vista hacia ella—. Son saiyajines.

—Los Saiyajines pueden contra el fantasma. No me preocupo por ellos —le sigo la corriente.

Tengo que terminar de recoger mis cosas, después ir a despedirme de Trunks, y volver a pedir el empleo, el que ya me dijeron que puedo volver por haber regresado al mino tauro, y Marcarita está haciendome perder el tiempo. Trato de ignorarla para terminar mis asuntos, tal vez se aburra y se vaya.

—Ya sé que no me crees que hay fantasmas, y es por eso que no te importa.

—Me es difícil creer en algo que no puedo ver —reflexiono.

—Pero existen, y Vermoud es uno y quiere vengarse —habla de una forma que me hace dudar, dejo de creer en lo que yo sé para empezar a creer en lo que me dice. —¿Vas a dejar que los saiyajines sea poseídos por no ver más allá de tu nariz? —siguió hablado en ese tono de ángel que no podía ignorar.

—No.

—Entonces, ¿me acompañarás a la cacería de fantasmas?

—Sí, Marcarita —Prepárate Vermoud, te vamos a por ti.

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😱😱😱😱 PELIGRO Marcarita le lavó el cerebro a Lapis.

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