En ningún lugar

Capítulo 39

Trunks

Un hilo de humo sube, observo como se desordena al llegar arriba, y lo que antes era una linea se convierte en un garabato.

Esperen, ¿humo?

¿Por qué hay humo aquí adentro?

Sigo el trayecto del humo hasta encontrar el origen.

Alertado me paro de mi lugar rápido.

—Fuego.

—Se está quemando. Apaguenlo. Apaguenlo.

Allí tirado abajo del fuego hay alguien, Es Lapis.

Su camisa está en llamas, agarro uno de los trapos que están en el suelo y con este intento ahogar el fuego.

—Agua, necesitamos agua.

Cuando me doy cuenta el fuego se ha expandido y llegado a su cabello.

Su pelo. Es Lapis, su pelo es lo más lindo que tiene. Y ahora no tiene nada.

Marcarita disfruta del sufimiento que provoca, sabe que es fruto de su invento. Se ríe en carcajada cuando ve a Lapis arder

Más rápido paso ahogando el fuego por su cabeza, pero no fue lo suficientemente rápido como para evitar que se chamuscara su cabello.

—Lapis. LAPIS. —No responde, quedó inconsciente.

—¡Lapis, despierta!

Por lo menos ya está apagado, pero su cabello quedó derretido.

—Mira lo que ocasionan tus inventos —grito a Marcarita—. Lapis casi se muere. Pensé que era tu amigo.

—¿Amigo? Es un traidor. Se puso en mi contra. Se merece un castigo peor.

—No te parece suficiente que haya estado a punto de quemarse.

—Puede ser, pero puede aguantar un poco más.

Lapis abre los ojos, mi primer impulso es ir a ver que está bien, pero ya tiene a su lado a Caulifla.

Ella lo atiende de una forma atenta, Lapis sonríe cuando es a ella a la primera persona que ve.

—¿Cómo estás? —Pregunta Caulifla

—Mal, creo. Me duele todo el cuerpo.

—Descansa, pronto pasará.

Sí, pronto. Depende cuanto tiempo sea pronto.

Las siguientes horas fueron más de lo mismo, Lapis desmayándose, el calor subiendo, todos luchando por salir.

Es desgastante ver como damos todo nuestro esfuerzo en destruir la esfera y darnos cuenta que no le hemos hecho un solo rasguño.

—Marcarita, dejanos salir.

—¡Libera a las niñas!

—Queremos agua.

—Lapis, resiste.

Ya era de noche otra vez, yo estoy cansado de tanto luchar hoy. Luchar contra una pared, y lo pero, no gané.

Extraño tanto el frío de anoche, la frescura del aire. Pensando en eso me quedo y trato de dormir, pero quien podría dormir con 100°C.

Lapis no está mejor que yo, ni mejor que nadie, él sin duda es a quien peor le ha ido. No se ha podido levantar. Ni siquiera ha podido tomar agua. Porque a pesar de todo Marcarita a veces nos da agua, que hay que tomar de inmediato o de lo contrario empieza a hervir.