En ningún lugar

Capítulo 1

Lapis

Estoy cansado de que me vengan a tocar la puerta.

¿Qué debería hacer? Poner un timbre.

Por suerte soy buen electricista y puedo ponerlo yo mismo. Me dispongo a hacerlo, primero bajo las palancas para quitar la corriente, ya seguro de que no me voy a electrocutar saco los cables que voy a necesitar para la instalación.

Corto los cables y me doy cuenta que no he comprado ningún timbre, un pequeño detalle que se me pasó. Aprovecharé para preguntarle a mi nuevo vecino si tiene uno de casualidad y de paso sé quien es, porque aún no lo he visto.

Toco su puerta y casi de inmediato abre, no me esperaba que fuera él.

—Hola Lapis. Qué gusto verte.

—Trunks —digo—. ¿Vives aquí?

—Sí, seremos vecinos, que casualidad ¿no crees?

—Me alegro por fin tendré un amigo aquí.

—Pero pasa, Gohan está aquí, le dará gusto saludarte —invitó él.

Tenía mucho tiempo de no ver a Gohan. Es un hombre muy ocupado, trabaja mucho y no tiene tiempo libre. Por otro lado a Trunks últimamente lo veo bastante, coincidimos mucho todo el tiempo. Si trabajo, él está allí. Si tomo un helado, él está allí. Si voy al cine, él está allí. Si toco a la puerta, él está allí.

—Gohan, ¿Qué tal? ¿Tú también te mudaste aquí? —pregunto.

—¿Qué? No, yo solo estoy de visita.

—Algun día puedes pasar a visitarme a mi también.

Trunks nos trae bebidas, y nos sentamos a la sala, es sorprendente que tenga todo ya amueblado si acaba de llegar, a mí me llevo varios meses, conseguir los suficientes muebles para vivir comodo.

Trunks nos cuenta porque decidió venirse a vivir aquí, y es muy triste su situación. Mai lo dejó y él todavía la quiere.

—¿Por qué tienes una foto de ella colgada en tu sala entonces? —pregunta Gohan.

—¿Que tiene de malo? —No entiendo cómo no ve lo malo en eso.

—Que te ves ridículo. —Llamo su atención gritándole.

—No me importa si tú lo crees ridículo o no.

—Pobrecito.

—Ya no molestes, Lapis —Me calla.

Dejamos el tema de lado y más pronto que tarde se hizo de noche, Gohan dijo que tenía que irse ya.

—Yo también me voy ya —digo y me dirijo a la puerta— Me dio gusto verte.

—Adiós, descansa. —dice cansado.

Camino de regreso a mi casa, tengo la sensación que olvido algo, pero no le doy mayor importancia.

Voy a abrir la puerta cuando siento un escalofrio recorrerme el cuerpo entero y pronto todo se vuelve negro.