Capítulo 36

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Lapis

—Ya te ibas, Lapis, adiós pasa buena noche —me echa Marcarita de forma amable.

—Marcarita, espera. No puedes encerrarlos a ellos. No tienen nada que ver con los fantasmas.

Trajeron a Caulifla y Kyabe, no me esperaba este acontecimiento, no me importa tanto Kyabe, pero de Caulifla, era mi mayor preocupación.

—Pero son saiyajines, debemos darles el tratamiento, no sería justo que solo ellos se quedaran con los fantasmas —dijo Marcarita.

Caulifla despertó poco después que llegaron y se dedicaba a mirarme con decepción y dolor. No podía sostenerle la mirada si sabía que pensaba mal de mí.

Marcarita preparó otras dos esferas para ellos y los encierra allí, sin que yo pueda hacer algo para evitarlo.

—¿Por qué tanta resistencia con estos? Los otros no te importaban tanto —pregunta Marcarita.

—Por favor, libera a Caulifla —se lo suplico.

—¿Solo a ella?

—Sí.

—¿Por qué? ¿La quieres?

—Sí —sentí mi rostro enrojecer, estaba en una situación incomoda, pero no tenía tiempo para el silencio.

—Qué cuchi, ¿ella es tu novia?

—No —digo cabizbajo.

—Pero te gustaría ¿cierto? —sigue con las preguntas, y me siento humillado porque todos me miran—. ¿Te gusta?

Me quedo mudo.

—Pero claro que te gusta —deduce Marcarita en tono burlón—. ¿Y a ti te gusta Lapis? —Le pregunta a Caulifla.

—No—responde rápido.

—¿No? —pregunto en voz baja.

No responde y no me mira, evita chocar con mi mirada. El resto si me mira fijamente como si fuera un payaso.

—Lo siento, Lapis, no hay razón para liberarla —anuncia Marcarita. Pero aún voy a jugar mi última carta.

—Pero Marcarita, la isla, los minotauros están en peligro, después de todo lo que hicimos para recuperarlo, ¿te gustaría que se lo vuelvan a llevar?

Marcarita entiende en seguida y se preocupa también por eso.

—Es cierto. Jiren —lo llama—, ¿cómo pudiste dejar la isla sin alguien que cuide a los animales.

Jiren estará en problemas por haberlo hecho.

—No te preocupes por eso. Antes de regresar deje asegurada la isla.

—¿Cómo?

—Hice un campo de fuerza que evita que cualquiera entre o salga de la isla. Quien intente atravesarla terminará tostado.

—¿Qué hiciste que? —pregunto histérico.

—Asegurar la isla.

—Haciendo una masacre de animales, los pájaros salen y entran todo el tiempo de la isla —digo alterado fuertemenente—. Y ahora terminarán tostados.

—¿Qué preferías? ¿que se quedara sin seguridad?

—Pues no, pero, podrías no haber llegado a secuestrar a Caulifla.

—Es saiyajin y debe estar aquí.

—No, nadie debería estar aquí, porque todo esto es una locura —estoy desesperado, siento la presión de tener a mis amigos encerrados y ya no quiero que me odien—. Ustedes están locos, no hay fantasmas aquí.

—O puede ser —dijo Marcarita acercandose a mí inquisidora—, que tú seas un fantasma.

—No —retrocedo dos pasos, miro a todos los demás en sus esferas y con la mirada me están diciendo, te lo dije—. Puede ser que tú seas uno.

—Vas a estar en una esfera —demanda.

Me enfuresco, voy a llevar a cabo mi plan. En el monitor principal presiono el comando para liberarlos a todos.

—¿Qué haces? —pregunta Marcarita.

—Nada —presiono enter para finalizar y todas las esferas encienden una luz verde y se abren.

Justo como lo dijeron todos estaba listos para atacar, no esperaron nada para salir y rodearnos a Marcarita Jiren y a mí.

Empiezan a pelear y me les uno, mientras Gohan y Trunks y Goku se enfrentan a Jiren. El resto nos enfrentamos a Marcarita, no será fácil, pero la fuerza en equipo es superior.

Jiren sabe pelear con tres a la vez y no tiene problema con ellos, están acorralados mientras nosotros con Marcarita tampoco la pasamos mejor, están siendo doblegados fácilmente. Antes de que todos pierdan la esperanza voy a usar toda mi fuerza.

En un ágil movimiento salto y llevo un peñetazo a Marcarita, le voy a dar un golpe por primera vez.

Siento el fuerte dolor en mi puño cundo chocó que casi me hace desmayar aquí mismo.

Pienso que le he dado a ella, pero me doy cuenta que es una especie de pared protectora que puso a su alrededor para que no le pegara.

—Ah, que ingeniosa, te rodeaste en un campo de fuerza —reconozco.

—No lo hice —responde—. Eres tú el que esta rodeado de un campo de fuerza.

—¿Qué? —miro y estoy encerrado en una esfera—. En que momento pasó.

—¿Pensaste que ganarías?

—Sí —admito.

Estoy encerrado junto a todos los demás en una esfera, esta es más grande que las otras, las de tamaño personal desaparecieron y en su lugar apareció esta de tamaño familiar.

—Nunca me podrás ganar, tenías más oportunidad quedándote de mi lado, Lapis, pero decidiste revelarte, ahora te haré pagar.

Estoy derrotado.

—Esta es mi máxima creación —señala la esfera—. Es capaz de hacer lo que hacían las otras, pero mucho más eficiente.

—Dijiste que no le harías daño a nadie —le recordé tratando de no terminar tan mal.

—En ese entonces no tenía nada en contra de ustedes, solo quería hacerles un favor, pero me pagaron con la traición. Ahora es algo personal, no me molestará hacerlos sufrir un poco —dice con rabia.

Tengo miedo.

En ningún lugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora