Capítulo 43

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Lapis

El cielo es un lugar hermoso, no hace calor, el clima es perfecto de hecho. Tienes buen aspecto siempre, cabello perfecto y piel como de bebé. No tienes preocupaciones, no hay sufrimiento ni dolor. Por eso sé que no estoy en el cielo. En el infierno tal vez.

Mi piel arde, tengo tanto calor interno que me hace convulsionar, me retuerzo en el suelo para apagar el fuego que me quema. Hasta que unas manos me sujetan de los hombros y me hacen quedarme quieto.

—Contrólate —me controlan.

Abro los ojos y me pican de nuevo. Reajusto la vista para poder ver, aquí esta Caulifla.

—¿También te moriste? —pregunto confundido.

—No estás muerto —informa—. Trunks logró sacarte con vida.

—¿Trunks hizo eso?

—Sí.

—Dile que gracias.

—¿Cómo te sientes?

—Caliente.

Caulifla se sonroja y rie. Me revisa la temperatura con su mano y me confirma que tengo fiebre.

—¿Dónde estamos? —pregunto porque esto no es el infierno.

—En tu casa.

—¿Por qué todo está tan oscuro?

—Porque ya es de noche y tú no tienes luz en tu casa.

—Doy vergüenza, nunca puse la luz de nuevo.

—No es tan malo —dice ella. También creo eso—. Así te ves más guapo.

—¿Qué? ¿Más que cuando hay luz?

—Sí, más que cuando hay luz.

Esto es grave, debo verme horrible.

—¿Quedé tan mal por el incendio?

Ella se rie y niega con la cabeza, lo puedo ver porque de afuera entra una tenue luz que me deja ver su carita.

—Nada grave, solo un bronceado nuevo.

—Por eso me arde tanto.

—Lo que no tuvo remedio fue tu cabello, tuve que cortarlo.

—¿Por qué? ¿Cómo quedó?

—Se te quemó el pelo, Lapis. Confía en mí, te hice un lindo corte.

Llevo mi mano a mi cabeza y rozo mi cuero cabelludo. NO TENGO CABELLO.

—¿Qué me hiciste? Me rapaste todo.

Se carcajea.

—Cálmate, te volverá a crecer.

—¿Y si no?

—Los gorros te quedan lindos.

En ningún lugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora