37. Lástimas que se arrastran

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A veces sobran las palabras. En cuanto Flavio y yo nos hemos separado del abrazo he sabido que lo que Ana nos avisó a Eva y a mí sobre su familia era cierto, sus ojeras hablaban solas junto con la sonrisa que por mucho que intentara hacerla realista siempre había una parte de él que le recordaba el porqué no podía. Sabía lo que sentía porque yo había perdido a mi madre y aún sentía ese dolor de no poder disfrutar de las cosas como lo hacía antes de ello, no por ello había dejado de disfrutar como había comprobado al pasar la noche con Eva lo que me hacía ver qué aún era humano y con la muerte de mi madre no había perdido en sí todo lo que me hace ser yo.

En cuanto mis ojos se disparan a Samantha, aún con mi mano en el hombro de Flavio, veo con claridad sus ojos azules. El tono diferente al de Eva y que muestra a una chica perdida después de lo ocurrido pese a que su amiga sigue abrazándola por un costado mientras restriega el moflete en su cuello intentando quedarse con toda su esencia. Me sonríe de igual manera que ha hecho Flavio con una mueca que quiere ocultar el dolor que siente.

-¿Cómo estás Samantha?- digo intentando imitar lo que ha hecho Flavio antes.

-Todo lo bien que se puede, mi hermana por suerte no estaba aquí cuando pasó- responde como siempre sin problema alguno.

-Me alegro de que se salvara del ataque- confieso.

Miro a Eva que abre sus ojos al oír el tema de conversación fijando la vista en Flavio que parece ir a romperse en cualquier momento por lo que con mi mano le guío hasta la cama donde estaba con Samantha quedando únicamente yo de pie contemplando la dulce estampa de los tres unidos por sus manos. Eva rodeando a Samantha con sus manos a la par que está posa una de sus manos en la misma estirando la otra que queda libre hacia Flavio que no duda en dársela con un recolocamiento de sus gafas.

-Yo he preguntado a todo el mundo por Bea, mi hermana mayor, pero nadie parece saber nada ni de ella ni de mi madre. De mi padre he oído que alguien cree haberle visto buscando a mis hermanos pequeños que están aquí pero nada más por lo que tendré que volver a salir- dice mirándome.

-Pero no irás solo, yo voy contigo- le respondo rápido.

-No podéis hacerlo es peligroso ahora seguramente mandé vigilantes a comprobar la magnitud del desastre- dice Eva dejando de apoyar casi todo su peso en Samantha.

-Me da igual a quien quiera mandar, debo encontrar a la familia de Flavio porque mi hermano ya está aquí así que ahora debo ayudarle como dijimos- rebato a Eva.

-Estás loco, esperar a la noche aunque sea porque quizás ha mandado acabar con gente cercana o yo que sé que puede ser capaz de hacer- dice separándose de Samantha al completo.

La pareja dada de la mano nos mira sin entender nada e intentando seguir el hilo de la conversación ya que hay partes que Flavio tiene que repetir para Samantha por la perdida de audición. Eva se levanta acercándose hasta mi apoyando su mano derecha en mi pecho con la frase ya pensada para convencerme junto a su mirada, un mar calmado que te bate en su suave oleaje adormeciéndote.

-Salid está noche pero primero hacer un pequeño reconocimiento y si veis vigilantes volved por favor- murmura demasiado bajo.

-Salimos está noche- afirmo sin ceder a la segunda condición.

-Por favor Hugo, eres lo único que no quiero perder ahora mismo.

Frunzco el ceño formando a la vez una fina línea con mis labios ante su ruego que me reblandece por dentro. Con ella como única persona en la sala para mí acepto poniendo los ojos en blanco soltando un chistido poco audible.

-Está bien, si los vemos volveremos- digo vencido.

-Gracias.

Sorprendiéndome deja un suave beso en mis labios que ya han recobrado una postura normal y hace que cierre los ojos más tiempo del que llega a durar el roce de las pieles sin telas porque la mano que tiene apoyada en mi pecho tarda unos segundos más en irse. Los suficientes para que yo abra los ojos de nuevo y sienta la ausencia del calor que desprendía en mi pecho. Flavio y Samantha nos miran sin comprender cuántos capítulos de nuestras vidas se han perdido como para no saber lo que está sucediendo.

Los ojos del océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora