43. Mi elección

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Estaba a un milímetro de apretar el gatillo, su dedo se posicionaba en aquel pequeño espacio que tenía la pistola para que con un movimiento quien la tuviese pudiese quitar la vida. Había ladeado la cabeza esperando a que respondiera a esa pregunta la cual no sabía como debía responder ya que para Miriam era el ayudante del marido de su hermana, alguien a quien podrían quitarle la vida mientras ella se entretenía abrazando a su hija sin que le importara, y para Eva... no sabía bien que era para Eva porque nunca habíamos hablado de ello pero si había rechazado al príncipe por quedarse conmigo al menos a alguien de los presentes en escena les importaba mi vida.

-Suéltale,  Felipe por favor- se oye la voz de Eva tras él.

-¿Le conoces?- sin despegar la pistola de mi cabeza ladea su cuerpo para mirarla.

Con ese movimiento me deja verla, allí debajo del marco de la puerta y pegada a la misma con su madre tras ella sujetándola de los hombros para que no se acerque mucho a el lugar donde parece querer la sangre. Afirma con la cabeza levemente con los labios entre abiertos aún sin mirarme porque lo que ambos sabemos es que cuando nos miremos no vamos a poder ocultar nada y su madre será quien me quite del medio si no lo hace el vigilante para impedir que interrumpa el casamiento de su hija con el príncipe.

-Si, es el chico de mi tío, siempre que voy a casa de mis tíos está allí y solemos hablar porque es donde monto a caballo, es de fiar pero por favor baja la pistola ya.- ruega mordiendo ahora su labio inferior.

Sin que haga falta decir más la pistola deja de apuntarme y mi espalda se separa lo suficiente de la pared como para no depender de ella como sujeción. Un impulso en mi quiere ir abrazarla, sujetarla entre mis brazos pero el rechazo de su cuerpo me ata al suelo impidiéndome moverme. Intento recobrar todas las palabras que he perdido para saber como salir de aquí con ella con su madre presente y el chico que hasta hace unos segundos se planteaba si dispararme o no.

-Tú tío está buscando a Liz, la perdió después de la explosión y a la mañana siguiente me encontró a mí, la hemos estado buscando pero no encontramos nada de ella- la explico sorprendiéndola ya que todo es mentira.

-¿Y qué hacéis aquí?- pregunta ella.

-Veníamos a por una capa para mí, tu tío quiere que les acompañe a buscar a tu tía- dice Miriam.

-Iré con vosotros, seguro que puedo ayudar a encontrarla- su mirada se fija en la de Felipe- ¿Cuántos más seamos mejor no?

-Eva no puedes ir, mi padre quieres que estés aquí- dice él.

La sorpresa invade el rostro de Miriam y el mío que desde luego no esperaban tener al heredero del trono tan de cerco o incluso apuntándole con una pistola. Miro a Eva para comprobar que no es ninguna mentira del rey para cualquier intento de escape y ella misma bate sus hombros pensando algún argumento bueno que le permita arrebatar al príncipe sin llegar a insultarle.

-Es mi tía, paso las mañanas con ella en su biblioteca estudiando porque odio la escuela y si hay alguien que sabe donde puede estar desde luego que esa soy yo.

Pasa decidida por delante de ambos directa a bajar las escaleras pero la mano del príncipe envuelve su brazo frenando sus movimientos en seco haciéndola girar para mostrar su ira la que pensé haber visto cuando nos conocimos pero que no era ni la cuarta parte de la verdadera.

-Suéltame- se queja.

-Eva si el príncipe quiere hablar contigo debes quedarte hija- le dice su madre apoyando la fuerza del príncipe.

-No quiere hablar, solo retenerme.

-Si vas a ser mi esposa tendremos que hablar querida- añade el príncipe ejerciendo más fuerza acercándola a ella.

Los ojos del océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora