25. Mentiras o verdades

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Están aquí, la Snaga acaba de hacerlo oficial. Va empezar la guerra en las ciudades con familias, niños y abuelos que perderán la vida si nosotros no lo frenamos.

-Chicos, esto acaba de empezar, tenemos que permanecer unidos. Hoy nos toca ir a defender el sur pero mañana puede ser el este- dice Maialen mirando hacia Bruno que rechaza su mirada- o el norte- dice en dirección de Gè que solo afirma con el miedo en los ojos- o este sitio, el centro- me dice directamente a mí- Así que me da igual lo que pueda pasar o lo que haya pasado ya sea dentro de Otpor o fuera, os tenéis que olvidar de todo y centraros en el objetivo de acabar con el enemigo. Cuanto antes acabemos con ellos menos avances podrán hacer y a menos sitios accederán.

Me levanto en el silencio de todos, con las miradas huidizas de mis compañeros asimilando lo que Maialen acaba de comunicar. Busco a Flavio con los ojos que también se levanta rápido y al cruzarse conmigo afirma con la cabeza sabiendo que solo dispondrá de una hora y media para poder hacer esos dos collares por lo que sale de la sala sin decir mucho más. Ana parece asumir también las palabras o saber cual será su puesto y al igual que Flavio se va de la reunión que ella misma nos ha comunicado para ir preparando la enfermería a la que espero que no tengamos que ir ninguno. Nía se coloca detrás de los dispositivos que contienen mapas y toda la información necesaria para poder hacer el ataque sin lugar a fallo mientras que el resto aún permanece inmóvil.

-¿Os vais a quedar ahí?- pregunto a mi equipo con el que tendré que luchar cubriéndonos los unos a los otros.

-Ya que me va tocar estar mucho tiempo andando quiero descansar un buen rato ahora- dice Gè provocándome la risa.

-Tenemos que coger las cosas, ya se que si tenemos que lanzar un cebo seré yo pero seguro que hay otras cosas que hablar o simplemente comprobar que las armas van.

-Si, Hugo tiene razón. A cargo del equipo estará Bruno pero por favor, os lo ruego, no dejéis al resto de equipos solos, sois el más preparado y confío en que con vosotros cuatro todo saldrá bien- Afirma Maialen.

-Cinco, yo voy con ellos- dice Samantha apoyando los codos en la mesa.

Todos la miramos asombrados, incluso Nía sale detrás de tanto papel para ver a la peculiar rubia de piel punteada para comprobar que ha escuchado lo que el resto de la sala también ha escuchado. Eva se levanta para acercase a su amiga y con la palma de la mano da un golpe en la mesa captando la atención sobre ella.

-No te vas a mover de aquí Samantha- dice.

-Haré lo que quiera porque soy lo suficiente mayor para tomar decisiones, y si vas a decir eso de por encima de mi cadáver, si hace falta lo haré- amenaza Samantha levantándose y saliendo de la sala sin que nadie la vuelva a parar ante su propuesta.

Todos nos miramos salvo Maialen que se ha dado la vuelta llevándose las manos a la cabeza y maldiciendo en otra lengua que no consigo identificar. Bruno nos mira a Gè, Eva y a mí y hace un gesto con la cabeza para darnos señal de que podemos irnos después del momento tenso que se ha creado en la sala. Antes de salir por la puerta le veo acercarse a Maialen poniéndola una mano sobre la cintura mientras esta apoya la cabeza sobre su hombro y niega volviendo hablar igual que siempre. Me reúno rápido con mi equipo para no separarnos mucho antes si quiera de partir. Ninguno habla, Gè parece ir pensando o rezando por su propia vida mientras que Eva muestra su rostro enfadado sin importarle que Samantha va un par de pasos por delante y la puede ver en cualquier momento volviéndose a enzarzar ambas porque esta segunda no pise el campo de batalla. Samantha es la primera en abrir la puerta donde guardamos las armas, directa hacía la suya que se compone de un arco al igual que el de su amiga pero del color negro como el propio carbón junto a el carcaj que hace poco vi y pensé que sería de Eva para alguna excepción, pero parece ser que tiene dueña y esta está dispuesta a disparar todas y cada una de las negras flechas vestidas con un plumaje oscuro como las alas de los cuervos.

Los ojos del océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora