8. Sofá de herencia

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El jardín de la casa color rosácea de los Barreiros parece tener el mismo olor, como si fuese algo permanente aunque técnicamente imposible ya que la hierba mojada se acaba secando tarde o temprano pese a que en estas fechas empiece hacer frío. La otra posibilidad para explicar que desde la hora y media que llevo aquí junto a Eva no se me ha ido ese extraño olor es que lo he interiorizado y es producto de mi imaginación pero me niego a creerme está posibilidad. A diferencia de ayer hoy Eva ha estado en el jardín mirando el cielo, como si su vida dependiese de ello, incluso en la pequeña cabezada que me he echado sin querer todo hay que decirlo, ha seguido ahí tumbada cerca de mí pero con la distancia establecida imaginariamente, viendo como las nubes se mueven de un lado a otro. A ratos, o quizás durante la hora que yo he estado mirándola parecía estar creando pequeñas teorías, como si su cerebro en realidad no estuviese aquí y con el cielo hubiese desconectado para ello. Aparte de esas teorías que podrían ser del cielo y su movimiento a conspiranoicas contra demasiadas cosas que no le gustan también he parado otro tiempo a mirarla a ella, por fuera, a ver cómo es de diferente a sus otras hermanas y como su rostro se diferencia del resto de rostros que haya podido ver en mi vida. Tiene una belleza peculiar la cual no hace falta ser tampoco muy iluminado ni ser hombre diría yo para darte cuenta de ello, como bien dicen por ahí es igual que su tía Liz de joven y por lo que Herg me ha contado en estos dos años se que era una chica con una guapura singular, diferente al resto y como yo había pensado en este rato, su rostro era diferente al resto. Lo sigue siendo desde luego pero en su grupo de edad, ahora su legado lo ha heredado ella, Eva.

Devolviéndome a la Tierra Eva se levanta fijando su vista en el suelo y sacudiéndose su parte trasera del cuerpo que ha estado al completo apoyada en el suelo, en contacto con la hierba. Sin decir nada y siguiendo el mismo modo de acción que ayer se va dejándome allí, de nuevo solo y con el sol indicando que debería volver a casa para no ser pillado otra vez. Al menos esta vez se como volver y las posibilidades de encontrarme con mi hermano y Flavio son infinitamente mayores que el día anterior. Ando rápido hasta el cruce de caminos donde los dos pequeños puntos que usualmente pasan por el camino se van acercando hasta llegar a mi, el más alto se recoloca las gafas mientras que el otro solo me mira, ambos sin decir nada sobre mi aparición.

-¿Qué tal el día chicos?- pregunto iniciando una conversación para matar al silencio.

-Bien, ha estado entretenido, otra vez todos preguntándome por ti en clase e insistiendo en que no debes dejar los estudios. Sorprendentemente está vez me he quedado sin nada que decir a tu favor- interviene Flavio antes que mi hermano.

-¿Y tú Rafa?- intentó evitar la conversación con mi amigo.

-Me hicieron salir delante de todos para exponer un tema de literatura...te dije esta mañana que tenía que hacerlo y no sabía muy bien como pero creo que no me oíste- rechistar algo apagado.

-¿Y te ha pasado algo?- digo asustado.

-Solo le han castigado por no tenerlo preparado- responde Flavio por él que parece algo avergonzado.

-Pero si lo tenías preparado Rafa, además no era difícil si es lo que creo que es.

-Me daba miedo equivocarme- dice golpeando una pequeña piedra mientras se detiene frente a nuestra puerta.

-Anda ve con mamá, luego hablamos- me despido dándole una palmada en el hombro.

La vergüenza es algo que conmigo nunca ha podido. Apenas la conozco y si conozco de alguien que a veces sufre de ella es Flavio, recuerdo perfectamente como le pasaba exactamente igual que a mí hermano. Los profesores pensaban que nunca lo preparaba hasta que un día yo salté a defenderle frente al profesor de turno que intentaba llevárselo de la oreja al pasillo donde lo castigaría sin entrar a clase. Quedamos en que expondría solo frente al profesor y a mí a la salida, cuando lo hizo el profesor no tuvo nada que hacer más que disculparse y comunicarselo al restro de compañeros suyos. Partir de entonces todos se volcaron en ayudarle a superar esa timidez y pese a que costó al menos hoy en día expone sin problema frente a toda la clase cara a cara como el resto.

-Si es por lo de tu hermano, solo hay que hablar con el profesor y aclarar lo que está pasando, le ayudarán y ya está.

-Eso lo sé, yo también le ayudaré como pueda, pero tú, tú comentario... Sabes que tengo un trato y debo cumplirlo Fla, mi familia no sabe nada solo te pido que me ayudes ya está.

-Vale, muy bien- dice con una mueca de aceptación- Pero yo te pido que si pasa algo cuentes conmigo el primero.

-¿Algo? ¿Qué iba a pasar Fla?- mis cejas se disparan ante la sorpresa de sus palabras.

-Ten cuidado porque se que Eva desde luego que oculta cosas.

-Anda, nos vemos mañana- río dándole un par de palmadas en la espalda mientras el niega con la cabeza.

Entro a casa donde veo que mi madre está sentada a la mesa acariciando la mano de mi hermano a la par que este come. No deja de decirle cosas buenas intentando levantarle el ánimo tras el problema que ha tenido en la escuela y cuando se trata de hacernos sentir mejor mi madre parece tener el conjuro perfecto, como si pronunciase un par de palabras y con ello ya te sintieras recuperado por dentro del todo daño que te han podido hacer los demás con sus palabras envenenadas.

Saludo con un movimiento de cabeza siendo un segundo plano y dejando evadirme en mis pensamientos con las voces de ambos de fondo. Pienso en Flavio y su preocupación por Eva, ha pasado de ser aquella chica de la que no sabíamos cómo burlarnos a ser alguien misterioso según Flavio con secretos que probablemente por el tono que ha usado de advertencia pueda perjudicarme haciéndome daño directamente. Quizás no debería tomarme tan a broma lo que ha dicho mi amigo el cuál siempre he admirado por su gran habilidad por captar a la primera las intenciones de las personas, puede que con un simple vistazo o simplemente pensando en la familia al completo sepa que hay algo más, que esa familia y Eva en concreto tengan algo de lo que es mejor mantenerse separado.

Termino de comer dándome cuenta de que mi madre se ha mudado con mi hermano al pequeño sofá que tenemos, un sofá que pertenecía a la familia de mi padre y el cual guarda demasiadas anécdotas como para poder escribir un solo libro con ellas. Me acerco a ellos para dejar un beso en la frente de mi madre que me lo devuelve en forma de sonrisa y acarició suavemente la cabeza de mi hermano el cual se ha quedado completamente dormido apoyado en mi madre. Antes de que se me acabe el tiempo en casa y tener que salir camino a la de los Stark me refugio en mi cuarto para seguir dando vueltas a todo lo que pueda saber inconscientemente y se lo bastante relevante como para poder empezar ha atar cabos sueltos en mi cabeza.

Los ojos del océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora