11. A partir de mañana

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Mi madre. Me había salvado una vez más de algo que podría haberme llevado a la pérdida de la pierna o una muerte. Efectivamente el cansancio que me había provocado la salida de aquel sitio no era solo cosa de un raspón ni mucho menos sino una roca impregnada en veneno, algo que por naturaleza era bastante improbable puesto que las rocas no crecían con veneno y mucho menos lo desprendían sino que alguien había rociado esa roca y unas tantas más probablemente con veneno a esperas de que un animal, o yo, cayese en ella sin ser consciente. No sabía lo que escondía el sitio ese, ni tampoco me sabía mover por él pero el dolor de la herida ya se me quedaría grabado para siempre en el cuerpo y no únicamente por la cicatriz que probablemente me saldría en la rodilla sino porque hubo un simple segundo donde sentí irse todo, un adiós repentino que ha vuelto cuando está mañana he abierto los ojos viendo a mi madre sentada junto a mí en su habitación. A gritado tan alto mi nombre que mi propio padre donde esté luchando le habrá podido oír pero no la voy a juzgar ya que por lo que ha dicho llevaba durmiendo al menos tres días, por suerte ella había sabido cómo cuidarme adecuadamente para que nada saliese mal y efectivamente nada ha salido mal.

-Hugo deberías descansar, no vayas hoy a la escuela- súplica mi madre por décimo octavo vez desde que he acabado el desayuno.

-Mamá no puedo seguir perdiendo días, tú misma lo dices- la replico- además fuiste tú quien me motivante a volver recuerda.

-Nada de lo que digas le cambiará de idea mamá, yo le vigilo- intenta calmarla mi hermano pequeño dándola un abrazo tierno.

-Id con cuidado, sobretodo tú Hugo- me dice con un tono entre preocupado y acusativo.

Pestañeo un par de veces intentando comprender cómo captar ese mensaje pero apenas sin hacerlo mucho salgo de casa con mi hermano. Mi madre no sabe qué pasó, como se enterase que me metí allí dentro seguramente me regañe hasta que me muera si no lo hace ella antes, y desde que me he despertado he evitado las explicaciones de mi estado esa noche mientras que ella no ha dejado de darme con especial detalle toda información, desde que fue lo que me provocó eso en el cuerpo hasta como me va a quedar la herida rodilla que con un poco de rosa mosqueta parecerá una sin golpe alguno.

Mientras que mi madre no ha dejado de pensar en mí yo solo he tenido a otra persona en mente, a la que ni siquiera debería pensar un solo segundo. Si fue quien me hizo meterme en ese sitio y ella también estuvo allí, ¿por qué yo acabé así y ella salió como si hubiese estado paseando por su jardín? Había cosas que me fallaban, momentos en los que quizás mi mente había dejado de funcionar por ese veneno o que no tenían una explicación que yo pudiese captar a simple vista sin que alguien me lo explicase.

Anduve junto a mi hermano hasta el poste de siempre dónde esta vez no se detuvo, solo miró hacia atrás y sonrió de lado con un rostro que dejaba ver la tristeza a cambio de ayudar al resto. Debía devolvérselo, todo lo que hacía por mí desde hacía tiempo guardándome secretos que para mi madre serían grandes problemas. Esperando como siempre hasta perderle de vista en el horizonte me encaminé hacia la gran casa del jardín con olor a mojado que llevaba sin ver desde hacía tres días, tanto al jardín, como a la casa con su biblioteca y a una de las dueñas, la que más me llamaba a la curiosidad y no por lo mismo que al resto de chicos de nuestra edad sino por como Flavio sabía, escondía cosas.

Esta vez llamé a la puerta, no pretendía ir a la escuela ni asaltar su cosa, solo quería un par de respuestas a tanta pregunta. Sin darme tiempo a volver a llamar Eva abrió, con una parte de su pelo, la suficiente para que no le molestase en la cara, recogida en un moño alto y pequeño al que debía resistirme para no tocarlo. Sus labios gruesos se abrieron dejando soltar un pequeño suspiro y como el último recuerdo suyo que guardo mira por fuera en todas direcciones antes de empujarme por el hombro para hacerme pasar repitiendo el gesto en su propia casa. Buscando alguna rostro familiar suyo me empuja hasta la planta de arriba donde se encuentra su dormitorio en el que nos encerramos, o mejor dicho me encierra.

-Menos mal que tu madre sabe de medicina- murmura apoyando su espalda en la puerta cerrada.

-¿Cómo sabías perfectamente lo que me pasaba? No me digas que no tenías ni idea porque desde luego que si tuviese alguna duda de ello me lo acabas de confirmar ahora mismo.

Se muerde el labio con un nerviosismo poco habitual en ella mientras huye mi mirada en busca de algo ingenioso que decirme pero lo cual tampoco me creeré. Se separa de la puerta empujándose con las manos hasta el tocador donde se sienta frente al espejo para mirarse a sí misma. Puede que así le sea más fácil contarme que hacia allí y que era lo que tenía aquella maldita roca.

-Mira Hugo no deberías estar aquí, me alegro mucho de que estés bien de verdad incluso es un alivio para mi que sigas con vida pero no puedo tener esta carga- me dice mirándose así misma.

-¿Carga? Eva que yo solo vengo a llevarte a clase por un trato con tu tío nada más, la carga eres tú para mí- me acerco con cuidado entrando en su plano de visión del cristal.

-Si solo vinieses a ese absurdo trato no te hubieses metido allí para...- para de hablar pensando cómo terminar la frase- encontrarme y no habría pasado nada.

-Eso lo hice en calidad de amigo, pero respóndeme una sola pregunta más Eva- digo consiguiendo que vuelva a mirarme a mí en vez de a su reflejo- ¿Me estás hablando a mí o autocomvenciendo de todo lo que dices?

Sin darme tiempo a reaccionar se levanta empujando el asiento que cae en un sonoro sonido hueco algo ensordecedor y choca entonces desde que he llamado a la puerta al entrar hasta ahora nuestros ojos viendo un semi océano en los suyo con más espuma que claridad de lo revuelto que está. Los orificios de su nariz se han agrandado un tanto más y fortalecen todo su rostro de enfado.

-Escúchame, olvídate de ese maldito trato y ni vuelvas por aquí.

-No voy hacer eso Eva, mañana volveré, y pasado, y pasado y así hasta que vayamos a clase.

-Entonces solo seremos conocidos en esta propiedad, en cuanto salgamos de aquí ni tu sabes quién soy ni yo quien eres tú ¿vale?- su rostro parece querer relajarse y hasta que no afirmo con la cabeza no lo hace.

Se gira dándome de nuevo la espalda y esperando a que me vaya mientras que yo me limito a negar con la cabeza ante su incoherente comportamiento el cual ha pasado de una alegría sorprendente al verme a un enfado al saber que cumpliré mi palabra hasta que se cumpla con certeza. Con la mano apoyada en el pomo de la puerta casi girándolo decido girar mi cuerpo para lanzar mi último dardo hacia ella.

-Mi padre solía decirme que los bosques no son sitios que pisar, hay que evitarlos y nunca entrar en ellos.

-Hazle caso si tanto le quieres- me devuelve con veneno en la última palabra.

-Y tú a tu tío, tiene interés porque no pierdas la poca educación que te queda.

Volviendo a tenernos frente a frente, con un enfrentamiento de miradas por ver quién es capaz de aniquilar antes al otro con las palabras giro el pomo abriendo la puerta y dando por finalizada la visita de hoy pero no la pequeña batalla que hemos empezado entre ambos para la cual pienso preparar cualquier tipo de arsenal que haga falta.

Niego una vez más con la cabeza saliendo de su cuarto y bajando las escaleras rápidamente con un pequeño tirón en la rodilla que aún me recuerda el incidente en aquel maldito sitio por ella. Al menos esta vez soy yo quien se marcha antes de tiempo al contrario que en el río y el jardín, aunque cuando estoy bajando los escalones con más cuidado que la escalinata de la habitación a la entrada por el dolor de rodilla oigo a Eva detrás de mí, junto a la puerta nuevamente asomada como cuando he llamado para poder verla.

-A partir de mañana tú cumples la palabra de tu padre y yo la de mi tío- propone seria.

-Nada de bosques y rumbo a la escuela, espero que tengas materiales para coger apuntes porque te va a costar ponerte al día- sonrió bajando el último peldaño.

Con una sonrisa que no puede controlar pone los ojos en blanco y cierra la puerta dándome paso a que me vaya. A partir de mañana por lo que está tarde aún puedo seguirla por el bosque para resolver todo aquello que no he podido responder. A partir de mañana Eva Barreiro.


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Holaa siento la tardanza de hoy pero entre los estudios y problemas personales me ha sido imposible llegar a la hora de siempre. Al fin tenéis aquí la continuación y la tensión que se está creando entre estos dos... Jejej😚

Gracias por leerme siempre💜🤘🏼✨

Los ojos del océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora