34. Cartas de confirmación

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Había muchas preguntas que responder y para mí un puzle entero que formar donde las piezas no encajaban aún, ni si quiera formaban un dibujo claro sobre lo que estaba pasando. Demasiado información por recibir como para hacerlo entre las ruinas de lo que había quedado en la casa de los Stark aparte de que había dejado a mi hermano con Ana sin saber que le pasaba, únicamente confiando en que podría salvarle la vida, hacerle mejorar. Nos encaminamos hacia Otpor , ese lugar que parce conocer todo el mundo y que yo tarde en descubrir e incluso tuve que demostrar que podría enfrentarme a lo que pudiese venir como ya se ha demostrado un par de veces fuera de la base. En cuanto entramos la cantidad de gente se había triplicado, el olor de guerra donde reinaba la pólvora y la sangre seca se acompañaba de lágrimas y algún que otro grito de dolor que sobresalía sobre todo de aquella grande sala llena de camas donde había dejado a mi hermano. Busqué con la mirada a Ana para intentar saber al menos como se encuentra pero la mano de Eva tiro de mi brazo haciéndome seguirla a ella y a sus tíos que se dirigían a un sitio lejos del descontrol y el dolor que suponía ver a la gente en el suelo pidiendo por su vida. Mi instinto gritaba por que saliera corriendo ayudar aunque arrastrase conmigo a Eva la cuál también miraba con gesto de dolor a todos lados, ambos queríamos ayudar ya que formábamos parte de una tropa que seguramente estaría ayudando.

Ese era otro asunto que me mantenía con la duda, cómo habrían salido Samantha y Flavio de la visita a sus casas aparte de lo que habíamos llegado a ver sobre el oído de Samantha. Mi cabeza daba vueltas y quería tratar tantos temas a la vez que me era imposible organizarlos por prioridad de ahí que tanto Eva como yo estuviésemos siguiendo a sus tíos sin mirar a donde íbamos más bien lo que dejábamos atrás. Liz se conocía bastante bien las puertas y la organización bajo tierra que había montada ya que no dudó ni un solo segundo al frenarse delante de una de las disimuladas puertas dándonos paso a todos a una de esas tantas salas que probablemente habría visitado pero no recordaba. Había las sillas suficientes para ser ocupadas por nosotros y el espacio exacto para que no nos juntásemos demasiado.

A un lado Liz y Herg, el papel que siempre había tenido Herg a mi parecer sobre tener bajo control todo ahora era de Liz, se mostraba calmada y al sentarse en una de las sillas nos invitó al resto hacerlo. Cara a cara ella con su sobrina y yo con el que se había encargado de convertirse en mi padre. Era como mirarse en un espejo o al menos eso era lo que yo deseaba, poder ver a Eva seguir creciendo junto a mí. Puede que eso fuese lo único que tuviera claro dentro del caos que se había provocado.

-Chicos, hay cosas que tú Eva si sabes pero otras muchas que no al igual que Hugo- empieza Liz ante el silencio- Me gustaría saber que ha pasado exactamente para desencadenar todo esto pero primero debo una explicación, yo en sí no más bien tu padre Hugo fue quien dijo que cuando llegara el momento se hiciese pero prefería mantenerlo en secreto para ti.

Miro a Eva que baja la mirada arrepentida por saber lo que su tía va a contar y no haber sido capaz de contármelo antes, quizás si que tengo más dudas que las que pensaba.

-Tu padre creo esto, lo hizo con ayuda claro, pero fue todo cosa tuya este sitio es obra suya y gracias a él habéis vivido sin guerras a diferencia de nosotros. Esta no ha podido pararla- dice Liz con cierto tono de pena en su voz.

-Más bien no quiso, porque poder pudo y no lo hizo, se fue sin luchar Liz- añade Herg mirándola con firmeza.

-No pudo, no quiero volver a discutir esto contigo- Le señala Liz con la voz volviendo a mí después- Tu padre quería que una futura generación tuviera un lugar al que venir si todo se descontrolaba para así poder formar lo que es esto, la resistencia y no tener que luchar o tocar un arma antes de lo debido.

-¿Pero los que están aquí son todos jóvenes como erais vosotros?- digo acusando con mi voz ante la terrorífica figura que se forma de mi padre en la cabeza.

Los ojos del océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora