Marca de maldición

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La luna llena estaba resplandeciente esa noche. Las calles de Konoha estaban ya escasas de personas y la mayoría de los puestos ya se habían cerrado.

Bajo la resplandeciente luna se podía apreciar la silueta de un azabache viendo indeciso la puerta de la residencia de su amiga. Las luces de esa casa seguían encendidas y ese día no se iban a juntar para cenar. Sin embargo, él quería verla. 

Los días pasaban y la final de los exámenes se acercaba, su enfrentamiento con Gaara se acercaba a pasos agigantados. Ya habían pasado semanas sin verla y el resentimiento siempre estaba presente, pero como siempre todos fingían estar bien con eso, aunque la confianza que se tenían había sido quebrantada. 

La pequeña burbuja que los rodeaba se había reventado, sin embargo los tres seguían aferrándose a algo inexistente. Haciendo oídos sordos a la desconfianza que ahora sentían. Por qué... 

¿Si no puedes confiar en tu familia, entonces en quién puedes confiar?

Todos los días sin falta iba a entrenar con Kakashi, desde el amanecer, hasta el anochecer. Sin embargo, todas las noches, la marca de maldición repetía la fatídica noche en la que su clan fue masacrado. Sus ojeras evidenciaban eso y su cuerpo pedía verdadero descanso que no podía concederle. Odiaba ver aquellos ojos fríos y llenos de odio. Odiaba recordar a sus padres ahogados en su propia sangre.

Su cuerpo se sentía totalmente agotado pero la quería ver, quería estar a solas con ella y estar un momento entre sus brazos, quería olvidar todo, y tal vez ella lograría eso.

Abrió la puerta, las luces de la sala estaban encendidas. Su mirada inspeccionó la casa, dándose cuenta que la menor tenía los pergaminos de su padre en la mesa y escritorio, había envases de ramen instantáneo tirados en el suelo y se podía ver a simple vista que la casa no había sido recogida en días.

- ¿Sasuke? - preguntó la menor mientras salía de su habitación. Su cabello estaba mojado indicando que apenas había salido de bañarse, y tenía su pijama puesta.

Una fuerte punzada se hizo presente en su hombro izquierdo, al instante cayó de rodillas mientras que apretaba la marca de maldición tratando de que el dolor se fuera.

- ¡Sasuke, ¿Te encuentras bien?! - preguntó asustada la chica mientras pasaba su brazo derecho por sus hombros y lo encaminaba con cuidado a su habitación - Será mejor que descanses - dijo la Utakama mientras lo sentaba en su cama con cuidado de no lastimarlo.

- No tienes que preocuparte, estoy bien - dijo tratando de que olvidara el tema, no quería hablar de eso.

- No, no estás bien - contestó con el ceño fruncido - No te levantes ahorita vengo - dijo mientras lo volvía a sentar con cuidado ya que se había levantado.

El Uchiha se limitó a suspirar mientras que esperaba a que regresara. Al cabo de unos segundos regresó con el botiquín de primeros auxilios.

- Al parecer la marca de maldición ya no te duele, primero curaré tus heridas - y dicho y hecho empezó.

Cada una de sus heridas las empezó a tratar con cuidado, agradecía saber un poco de ninjutsu médico. El azabache solo hacía muecas cuando el alcohol hacía contacto con su herida, sin embargo nunca se quejo. Era extraño ver como la menor trataba cada herida con sumo cuidado, parecía estar en su propio mundo.

- Listo - dijo con una sonrisa cortando el cómodo silencio en el que estaban sumidos.

La menor se levantó mientras que el azabache solo se dignaba a observar, no se quería levantar estaba cómodo ahí. No quería que ella se fuera de su lado. No quería que ese momento se acabara. Sin embargo ella se levantó y se encaminó al baño a dejar el botiquín de primeros auxilios. Él no la detuvo.

Curiosidad... (Sasuke y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora