Llegada

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Su padre por fin iba a llegar de una misión, el cielo era gris pero para ella era el día más colorido que había. Al llegar a su hogar fue directamente a hacer la comida favorita de su padre, cosa que se le dificulta un poco pero ese día era especial. Por fin le iba a decir la mejor noticia de todas. Había logrado hacer un amigo.

Al acabar de hacer la comida, llevándose una quemada en su muñeca por no medir bien la distancia entre un sartén y otro, preparó la mesa, sirvió los platos y las bebidas. Después de unos minutos el sonido de la puerta abriéndose se escuchó en toda la casa llenando así de alegría a la menor que rápidamente se dirigió a recibirlo.

- Bienvenido a casa, papá - exclamó con alegría mientras que él solo se limitaba a revolver su cabello causando una risa de ambos.

- Ya llegué - dijo mientras sonreía de lado al ver a su hija animada de verlo.

- ¿Adivina que paso en la escuela? - preguntó entusiasmada mientras lo dirigía hacia donde estaba el comedor.

- Que tal si ahorita me cuentas, recuerda que tengo que hacer el reporte de misión - dijo mientras frenaba antes de llegar a la mesa.

- Pero tú comida se va a enfriar - exclamó la menor mientras hacía un puchero.

- Tenemos un microondas - dijo defendiéndose el mayor.

- Pero sabe diferente - murmuró la menor - Además ya tengo mucha hambre, entregar el reporte no es más importante que tu hija o si - dijo la menor con un puchero mientras se jugaba su última carta.

- ________- advirtió y ella se limito a suspirar - Come tú, me voy a tardar un poco en este reporte - informó el mayor mientras desaparecía de la vista de la más pequeña.

- Okey - se limitó a decir mientras empezaba a comer.

Debo de aprender mejores excusas - analizó la menor al ver que su última carta no funcionaba.

[...]

- Se supone que solo tenías que entregar el reporte - dijo para ella misma con molestia y tristeza mientras subía a su habitación dispuesta a dormir. Su padre después de haber tardado dos horas haciendo el reporte dijo que iba a ir a entregarlo, sin embargo, no había vuelto nuevamente.

Ya había pasado eso anteriormente, le daban una misión pequeña de improvisto y comía en la calle. Se va a desperdiciar la comida - pensó con tristeza mientras recordaba aquel plato ya cuajado en la mesa, lo había dejado ahí por si su padre se dignaba a cenar tan siquiera, aunque de sobra sabía que comería fuera y se dirigiría directo a su habitación.

Mañana le diré - dijo tratando de darse ánimos a sí misma, aparte que le tenía que decir que había aprendido algo nuevo. Con eso una pequeña sonrisa se formó, tratando de olvidar su tristeza para dormir en paz.

[...]

Caminó hacia el cuarto de su padre para apreciar cómo dormía pacíficamente en su cama. Cerró la puerta para no despertarlo. Caminó hacía la cocina pero antes de llegar encontró como el plato que había dejado en la mesa seguía ahí. Un suspiro salió de sus labios y lo tiró a la basura.

[...]

Dos Utakamas se encontraban en el bosque, la menor de los dos con una sonrisa esperando un comentario del mayor.

- ¿Dónde aprendiste eso? - preguntó extrañado y confundido al reconocer esa técnica.

- Cuando estuve practicando en el bosque me di cuenta que me acerque mucho al distrito Uchiha - explicó la menor sin decirle que era su barrio favorito de todos, ahí eran menos los golpes que recibía de la gente, ya que la mayoría si la podían ver, la mayoría tenía el sharingan.

- Escuché el sonido de los kunais golpeándose entre sí, así que decidí esconderme. Después de un rato me di cuenta que era un Uchiha que estaba entrenando. Él hizo esta técnica y yo la copie - dijo con una risa traviesa y nerviosa al pensar que había hecho una travesura.

- Es peligroso que practiques jutsus sin supervisión - reclamó el mayor.

- ¡Pero si solo es lanzamiento de kunais! - exclamó a la defensiva - Además me tardé mucho en lograrlo - exclamó con un puchero mientras se cruzaba de brazos.

Una niña de tu edad apenas debería de estar aprendiendo como se lanza un kunai - pensó el padre con una gota en la cien.

Su pequeña hija había lanzado seis kunais al mismo tiempo dando al centro a los tres blancos que tenían al frente, en cada uno tenía un kunai atrapado por el pequeño orificio que tenían cada uno.

- ¡Pero lo hubieras visto, papá! - gritó con alegría la menor - ¡Se lanzó en el cielo y mientras giraba apuntaba a todos los blancos que estaban en los árboles! ¡Todos sin excepción alguna! - exclamó feliz mientras que una sonrisa se asomaba por el rostro de su padre.

- Ya lo creo - se limitó a decir.

Su hija estaba creciendo muy rápido, cuando le dio la noticia que había hecho un nuevo amigo sonrió con felicidad, era muy difícil conseguir un amigo que no era del clan para ellos, sin embargo, al ya no haber clan, era muy peligroso para ellos el simple hecho de existir.

Cuando le dijo el nombre del niño entendió porque la pudo seguir recordando al siguiente día. Aquel hijo del cuarto Hokage no tenía vínculos, tampoco tenía amigos, estaba en la soledad. Al conocer a _______ le fue imposible olvidarla, olvidar su único vínculo, olvidar a la única persona que lo sacó de esa oscuridad abrumadora.

- ¿Qué tal si vamos por un helado? - preguntó el padre viendo como la niña lo veía con una enorme sonrisa y un brillo en los ojos.

- ¡Si! - dijo con alegría mientras sacudía su ropa llena de tierra por el entrenamiento que anteriormente habían tenido.

Curiosidad... (Sasuke y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora