Ya había pasado una semana.
Una sonrisa falsa. Todos la notaron.
Unos ojos tristes. Solo alguien lo notó.
- Ey, Naruto, ven vamos a Ichiraku, yo invito - dijo Iruka mientras veía como su alumno no comía cuando debía. - Es malo malpasarse - todos se habían enterado de aquella amiga de la infancia que tenía Naruto, la Utakama de su salón, que para todos era irrelevante, había muerto.
Iruka en el instante que se enteró fue a ver a su pequeño alumno inmaduro. Ver con sus propios ojos como el menor se hacía bolita entre las sabanas y se negaba a comer, era más duro de lo que imaginaba.
Recordó que siempre ella le reprochaba no comer cuando debía. Quitó sus mantas de encima solo dejando ver su cara, mostrando así, sus ojos y nariz, hinchados y rojos, una leve cortada en sus labios para no soltar gritos del dolor para expresar lo que sentía, y no podía faltar su herida en la frente. La quería de vuelta, eso era lo que gritaban sus ojos fríos y tristes, su mirada apagada.
- Vamos, Naruto, estoy seguro de que ella no quisiera verte así.
El rubio ante eso bajo la mirada. Se sentía incorrecto seguir con su vida si ella no podía. No podía explicar todos los sentimientos que se le revolvían en el estómago.
La puerta fue abierta y un nuevo personaje importante en la vida de Naruto se puso ante él.
- Naruto, es hora.
[...]
Estaba preocupada. Sasuke no había salido de su casa al igual que Naruto, y Kakashi-sensei le explicó que no iban a haber misiones por un tiempo.
Le preguntó a su Hokage y ella, sin pelos en la lengua, le soltó lo que los tenía tan abatidos. Se sorprendió, pero no dudo en ir a apoyarlos. Primero fue con Naruto, pero no logró mucho, solo la miraba, pero no decía palabra alguna, como si la estuviera comparado.
Cuando fue con Sasuke, el cuento fue distinto, ni siquiera pasó de su puerta principal, la casa se encontraba en silencio y con las luces apagadas. Al final solo decidió ir a dar un paseo por la Aldea.
[...]
Las cuatro naciones se entraron del fatídico acontecimiento a través del Libro Bingo, la noticia les alegró y agradecieron la muerte de la Utakama, Konoha ya tenía suficiente con los poderes oculares. Un Utakama siempre iba a ser una ventaja odiada.
- Sasuke - llamó Kabuto al ver que no despegaba la vista de la Aldea, no había hecho un viaje tan largo para que ese mocoso se arrepintiera.
Sasuke en respuesta solo se dio la vuelta, dejando de hacer esa despedida silenciosa, disculpándose con Naruto por ya no poder estar en el mismo camino que él. Porque ya era momento de forjar el suyo.
En medio del viaje a la nueva guarida de Orochimaru le hicieron morir para obtener más poder, y aunque a ese punto no le importaba si realmente no lograba abrir los ojos nuevamente, en su mente le pidió disculpas a Naruto, por su egoísta comportamiento.
[...]
- ¿Por qué, Sasuke? ¿Por qué nos haces esto, Sasuke? ¡Tonto!
Por fin había alcanzado al idiota de su amigo, creía que no lo alcanzaría, sin embargo, ahí se encontraba, tratando de entender el comportamiento de su amigo.
- ¿Por qué te importa lo que hago? ¡Ese asunto es mío, no tuyo! Yo tengo un camino que seguir y tú ni nadie en el mundo me alejará de el. Te diré una cosa más, los días de jugar al ninja con los de la Aldea de la Hoja, se han ido.
Naruto ante esas palabras le fue imposible no recordar el sacrificio que estaban haciendo sus amigos para poder llegar hasta él. - Todos ellos... todos ellos arriesgaron sus vidas, ¿para qué? ¡Para salvarte!
- Pues que lindo de su parte - contestó sin interés, dándose la vuelta, tratando de seguir con el camino que se había impuesto.
No tardo mucho en ser tumbado por Naruto y en cuanto se puso encima de él, le dio un puñetazo. Y sin dudarlo, escupió la sangre que el golpe le hizo albergar en su boca.
Con molestia, Naruto lo tomó de la camisa, tratando de entender las acciones del Uchiha.
- ¿Mis compañeros, eh? Si me hubiera quedado con compañeros como tú, nunca hubiera llegado a este poder.
- ¿Ah?
- Ahora me dirijo con Orochimaru
- ¿Estás chiflado? Orochimaru mató al Tercer Hokage e hizo todo lo posible para destruir la Aldea de la Hoja. Sea lo que sea que esperes de él, ¿crees que te lo va a dar gratis? Lo que quiere es usar tu cuerpo como una camisa nueva, no va a quedar nada de ti, nunca podrás salir vivo de ahí. ¿Crees que no haré nada mientras veo como consume toda tu vida entera? ¡Ya la perdí a ella, no te perderé a ti también!
- Eso ya no me importa. Lo único que me importa ahora es alcanzar la meta, si incites en interferir en mi camino, entonces no me dejas más opción - declaró mientras tomaba su camisa. Ambos sabían que solo se entendían a golpes, y esta vez no será diferente.
Él ya estaba decidido, no se volvería a poner en una burbuja de fantasía, tenía que avanzar y hacer algo con su vida, no podía seguir jugando y riendo con sus "compañeros". Este mundo no era para reír, se tenía que fortalecer, y a decir verdad, no quería seguir teniendo ningún tipo de vínculos que lo hicieran desistir de su camino, que le prometieran cosas que no iban a cumplir.
- Ya he despertado, ¿no lo ves?, ese niño que soñaba con un futuro feliz y amigable, él era el que estaba dormido, es por eso que deje la Aldea, es por eso que voy en busca de poder. Ese ya no es el futuro que quiero, mi sueño, lo forja solo el pasado.
Los recuerdos que tenía con Itachi abordaron su mente, cuando todo era pacífico. Su mente no tardó mucho en conectarlos con la menor. Esos días acabaron y era hora de ver las cosas como eran, no siempre iba a haber felicidad, era hora de madurar.
Naruto lo miró con impotencia y furia. Le dolía la manera en la que su amigo se alejaba, porque muy en el fondo, sabía que no lo podría detener, aunque esta batalla lograra ganarla, sabía que él haría lo posible por volver a irse.
Sus manos se hicieron puños, su cólera subió ante esa posibilidad. No importaba si era egoísta o no, pero él lo llevaría de regreso a la Aldea, no importaba si le tenía que romper todos sus huesos, él se quedaría a su lado, no dejaría que muriera.
- ¡Sasuke!
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Aquí esté el pequeño fragmento, que faltaba. Solo falta el epílogo.
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Curiosidad... (Sasuke y tú)
Fiksi PenggemarTodos la conocen pero nadie la conoce. Ella es como una pieza de un famoso museo, la puedes admirar pero no la puedes tocar. ¿Qué pasa por su mente todos los días? - esa pregunta es la que siempre atormentaba a un pequeño niño, curiosidad