Capítulo 9

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Llegamos al apartamento y todos estaban durmiendo, Pedro y Nathalia me acompañaron a mi habitación y me ayudaron a costarme en la cama.

—Saben que no tenían que ayudarme, ¿Cierto?— los miré.

—Es por tú bien Isa, ahora debes dormir— me dijo Nathalia y me dio una manta.

Ella salió y Pedro se quedó junto a mi.

—Pensé que te perdería— se paso las manos por su cabello, noté en el estado en el que se encontraba y quería abrazarlo.

Me levanté con mi manta y me senté a su lado del sofá, él se asustó al verme de pie.

—¿Qué carajos haces?— me mira enojado.

—Solo quería darte mi manta, tranquilo buscaré otra— dije acomodando el sofácama para que el durmiera ahí— dormirás conmigo para que no preocupes— le dije dándole unos golpecitos en la espalda.

—Yo debería cuidar de ti, no tú a mi— reímos— pero gracias, te agradezco hacer esto más ameno.

Pedro se acostó y busqué la manta, también me acosté en mi cama. Nos quedamos profundamente dormidos.

Hora: 11:57 AM.

Me desperté junto a Pedro al escuchar que Nabalez le gritaba algo a Mango, él y yo fuimos a investigar qué sucedía.

Todos estaban discutiendo con todos, habían gritos por aquí y gritos por allá hasta que Pedro gritó.

—¿QUÉ PUTAS ESTÁN HACIENDO?— se masajeó las sienes— ¡QUIERO SILENCIO EN ESTA SALA Y SI NO COOPERAN SE VAN DEL APARTAMENTO!

Todos lo miramos asustados porque él es un hombre tranquilo y sereno, también es muy amigable pero no sabíamos que existía esa parte de Pedro.

—¿Qué fue lo qué pasó?— les pregunté a los chicos pero ninguno me respondió.

—Pepo, tienes que hablar con Mango— Simón contestó a Pedro.

Pedro y Mango salieron del apartamento, mientras tanto yo le preguntabas a Martín que era lo que estaba pasando pero no me respondió, solo evadió la pregunta.

—¿Cómo te encuentras?— dijo Martín alejándose un poco de mi y yendo a la cocina por mi desayuno.

—Bien, el doctor dijo que tomará reposo, bebiera té y otras cosas.

—Me alegra mucho que estés mejor pri, ya te extrañábamos— hablaba entregándome el desayuno.

Todos se fueron para sus habitaciones y me dejaron solo en el comedor, no sabía que había sucedido. El ambiente se sentía tenso y debía preguntarle a la única persona que sí me diría la verdad.

•••


Nota del autor: Pobre Juan, después de estar enfermo tienen que lidiar con la tercera guerra mundial en su apartamento. Qué mal.

Les quiere, Natalia.

ROZAGANTE | Juan Pablo Isaza P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora