Capítulo 43

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Llegamos al restaurante y pedimos de comer, no hablamos mucho pero al finalizar el dijo que iríamos a un lugar diferente para hablar. Al llegar allá vi un lindo lago con luces por doquier.

—Qué hermoso— decía mirando todo.

—Lo se, es muy bello todo... Es hora de que me digas sobre qué quieres hablar...

—Juan, te seré sincera y espero que tú lo seas igual para no perder nuestro tiempo...

—Te escucho, responderé todo lo que quieras, lo prometo.

—Solo serán tres preguntas rápidas— él asintió sonriendo.

—La primera es: me gustaría saber cómo te sientes con lo nuestro, segunda: ¿Crees qué realmente funcione? Y la tercera es referente a lo que me dijo Andrea.

—Entiendo, primero me siento bien, cómodo con lo nuestro porque nos apoyamos y hablamos cada vez que podemos, eso me gusta. Con la segunda espero que lo nuestro funcione porque sabes que te quiero y te amo lo suficiente, y con respecto a Andrea, tendría que hablar con ella para que me explique qué es lo que te ha dicho y el por qué de sus actos.

Juan tenía esa expresión de perrito mojado y ojos soñadores, me es inevitable no decirle nada negativo porque me hace quererlo más.

—Gracias por responderme, ¿tú tienes alguna pregunta?

—Si, pero antes vamos a caminar para liberarnos un poco, ¿Te parece?

—Si, tú guíame.

Juan me tomó de la mano y empezamos a caminar por un sendero iluminado cerca del lago, llegamos hasta un punto en donde había varios vendedores, el me compró un algodón de azúcar y seguimos caminando hasta sentarnos en una banca.

—¿Estás cansada?— reímos.

—¿Yo? Claro que no, ese kilómetro no fue nada— reímos— ¿Juan, cuál era tu pregunta?

—Es solo una, debo decir que me agrada tu compañía, desde que te conocí en el camerino sentí que debía tenerte, pero no como un posesivo, sino porque sabía que tu compañía me haría bien. Gracias a eso te he conocido mejor, te he valorado demasiado y sabes que me importas por montones— me morí, sí, yo Nathalia M. S.— en todo este tiempo entendí que el universo nos quiso juntos y aquí estamos porque eres el amor de mi vida y me hace bien tenerte a mi lado, espero que pienses lo mismo porque si no es así quedaría en ridículo— reímos— hablaría por montones de ti pero es mejor preguntar antes de que sea tarde... ¿Nathalia, me complacerías siendo la musa de mis canciones?

Estaba en shock, había jodido todo el plan por estar aquí, en el momento en que diría si o no.

Lo siento Verónica y Camille.

—Juan, eres una persona espectacularmente genial, un gran cantante, compositor y producto... Eres absolutamente todo. Acepto acompañarte de tus días buenos y malos, en el frío y el calor, y en la pizza con o sin piña— reímos y el me besó.

Un tierno beso que a su vez era fuego puro, su beso transcurrió fuertemente hasta que nos dijeron que paráramos porque habían niños, reímos por eso y volvimos al apartamento para seguir en nuestras cosas.

No sabía muy bien que esperar de mi futuro ahora llamado nuestro, Juan me reconforta cuando esta cerca y ahora no se iría tan fácil de mi lado. Quiero que todo sea lindo y verdadero.

Al separarnos del beso me abrazó y dijo.

—No te prometeré toda una vida pero si te daré todo de mi mientras estemos juntos.

Me separé del abrazo.

—Yo te prometo quererte cada vez que pueda, te voy a querer más que la anterior.

Nos abrazamos nuevamente y caminamos hasta su apartamento, al llegar les dimos las noticias a los presentes.

Celebraron tanto por nosotros porque lo habían esperado hace mucho. Este es el preciso momento en que todo, absolutamente todo pasaría a un plano en donde se descubriría toda la verdad.

•••


Nota del autor: Me morí de amor, gracias por esto.

¿Qué les ha parecido todo?

Les quiere, Natalia.

ROZAGANTE | Juan Pablo Isaza P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora