Capítulo 40

186 12 5
                                    

Juan Pablo Isaza P.

Me encontraba mirando mis redes sociales en el estudio, los chicos y yo habíamos subido varias historias al perfil de Morat y necesitaba algunos arreglos.

—No entiendo que le sucede a esto— le entrego el teléfono a Simón quien es el siguiente en hacer las historias— Moncho, no se como arreglarlo.

Mientras Simón organizaba las historias en su teléfono yo volví a mi perfil personal viendo varias publicaciones. Subía y bajaba, lo común que uno hace en esta redes; sin embargo, mientras iba bajando vi una publicación de Verónica aquí en España y me pareció extraña verla por estos lares.

Le comenté "caiga a la casa" para conversar un poco y desatrasarnos de los últimos meses, con esto no quiero decir que seamos los mejores amigos pero ella fue mi psicóloga y le tengo cierto cariño. Finalizando el día decidimos cenar un restaurante que quedaba a unos metros de nuestro apartamento.

—¿Marto, me haces un favor?— le entrego mi teléfono para que nos tome una foto a Villamil y a mi.

—¡Claro, pero rápido que tengo hambre!— Martín se adelanta unos metros más que nosotros y comienza a tomarnos las fotos.

Entre nosotros comenzamos a reír por como había quedado una foto en particular y seguimos caminando hasta el restaurante. Elegimos una mesa y pedimos de comer.

—¡Miren!— les muestro a los chicos la foto que había tomado Martín y comenzamos a reír de nuevo—Villa no me quiere— dije entre risas.

—¡Miren!— les muestro a los chicos la foto que había tomado Martín y comenzamos a reír de nuevo—Villa no me quiere— dije entre risas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


No podíamos detenernos hasta que la vi, sí a ella. Nos encontrábamos en el mismo lugar y no sabía que hacer hasta que la vi caminar saliendo del restaurante.

—Ya vuelvo— me paré de mi asiento.

—¿Isa a dónde vas?— me preguntó Pedro.

—Solo ya vuelvo, sino vuelvo me encuentran en el apartamento— le dije y caminé lo más rápido posible para encontrarla.

Salí del lugar y aun podía verla, corrí hasta ella y la saludé.

—¡Hey!— llamé su atención.

—Hola— me abrazó y le correspondí el abrazo— ¿Cómo estás?

—Muy bien, no sabía que estarías por aquí, ¿Estás sola? Porque si es así puedes acompañarnos a mis amigos y a mi en ese restaurante— señalé el restaurante de donde salí.

—Juan calma, me alegra mucho verte por aquí pero debo irme, vine con algunos amigos y me esperan... Pero gracias, ¿hacemos algo luego?— asentí.

—Entiendo, de igual manera, sabes que cuentas conmigo para lo que necesites— ella muy amablemente se despidió y se fue.

Volví con los chicos y ellos me preguntaron que había sucedido pero nos les di mucha información, no quería que inventaran cosas sin importancia...

Luego de un tiempo.

Pasaron algunos días luego de encontrarme con aquella chica, ella me contó que había traído a una amiga que estaba "locamente enamorada" de mi y que quería conocerme. Claramente ella sabía mi situación y le dije que no, pero ella insistió tanto que acepte y las invité a una pequeña reunión de Morat.

—¡Explícame como invitaste a dos mujeres desconocidas a nuestra fiesta!— decía Villamil jugando Fifa.

—No son desconocidas, una es amiga de Nathalia y la otra es amiga de ella...

—¿Qué?— miré a Simón— ¿Hiciste qué?— se veía enojado.

—Les puedo decir que se cancela todo, así no tendremos problemas...

Debía hacer un plan en el que todos estuviéramos felices, los chicos felices por un lado y las chicas también. Lo peor de esta situación es que solo quedaban dos días para dicha reunión y debía pensar muy bien que iba a hacer.

Día de la Fiesta.

Al insistirle tanto a los chicos ellos me permitieron invitarlas; por consiguiente, tenía un peso menos y claramente menos problemas.

—¿A qué hora llegan ellas?— preguntó Martín.

—Creo que a las 7 o 7:30 PM, la verdad verónica no me confirmó a que hora venía con su amiga.

El día transcurrió normal, comimos un par de cosas, bailamos y cantamos, jugamos Fifa y Mario Kart y esperamos a que la noche viniera con amigas. luego de varias peleas por quien era el mejor jugador tocaron el timbre y yo fui a abrir.

—¡Hola!— me saludó Verónica y le indiqué que pasara.

—Chicos, ella es Verónica la mejor amiga de Nathalia— los demás la saludaron y fueron muy gentiles con ella.

—¿Hace cuánto conoces a Nathalia?— pregunto Villamil.

—Nosotras nos conocemos desde pequeñas, estudiamos juntas hasta graduarnos del colegio y la universidad.

Todos nos quedamos asombrados con tal comentario.

—Vero, ¿Te puedo decir Vero?— dijo Martín riendo y ella asintió sonriendo— bueno, Isa nos dijo que vendrías con una amiga...— Verónica lo interrumpió.

—Ella viene enseguida, de eso no se preocupen...

Verónica terminó de hablar y en seguida tocaron la puerta, algunos me miraron raro y otros con caras de picardía. La única que no me miró de forma extraña fue Verónica quien estaba a la espera de que yo abriera la puerta para saber quien era.

¿Debía hacerlo yo?

•••


Nota del autor: ¡Reunión familiar!

Les quiere, Natalia.

ROZAGANTE | Juan Pablo Isaza P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora