Capítulo 38

211 13 1
                                    

Ahora, viviendo con Verónica en nuestra casa él viene y se va cuando quiere. Mientras Verónica hablaba con él yo salí de la casa, debía hacer algunas comprar y volver de nuevo.

Fui a un supermercado que quedaba cerca y compré licor, vegetales y frutas.

—Llevo cerveza, fresas, durazno y naranja... Ahora solo hace falta...— soy interrumpida con mi carrito.

—¿Nathalia?— ¿Tú?

—¡Andrea... Hola!— camino hacia ella con mi carrito pero dejo una distancia.

—Pensé que no me recordarías, ha pasado mucho tiempo... ¿Cómo has estado?

—¿Muy bien y tú? No sabía que vendrías a Colombia...

—Estoy muy bien, por ahora estoy de viaje, solo me quedaré unas semanas más aquí en Bogotá y luego iré a México por trabajo...

—Me alegro que estés trabajando, ¿Vives por acá cerca? La verdad no conozco el lugar— mentí, lo conocía perfectamente.

—Vivo a unas cuadras, en la unidad Mayorca— yo vivo ahí, demonios— ¿Dónde vives tú?

—Qué coincidencia, también vivo en esa unidad— nos miramos por unos segundos y luego sonreímos.

—¿Te faltan muchas cosas? Podríamos ir juntas a la unidad.

—Tengo todo listo, solo falta pagar— me sonrío y fuimos a pagar.

El rato con Andrea fue agradable, no como la última vez que me sonrió como asesino serial. Me di cuenta que no debo juzgar a alguien antes de conocerlo porque hice mal, ella me pareció una chica espectacular y entendí rápidamente porque Juan estuvo con ella.

Me contó sobre su trabajo y vive a cinco casas de la mía.

—Nathalia, si tienes algún problema o algo... No dudes en decirme, entiendo que eres la novia de Isa y no tengo nada en contra de ti porque me di cuenta que eres un muy buen partido para él— sonrió y me abrazo.

—Gracias Andrea, la verdad pensé que me odiabas, todo es muy diferente cuando conoces a alguien en persona y te juzgue mal. Discúlpame por eso...

—Tranquila, recuerda que somos mujeres y debemos apoyarnos, no odiarnos— reímos.

—Entiendo, fue un gusto conocerte Andrea, nos vemos luego...— la abracé y empecé a caminar con mis bolsas.

—Nath, Nathalia— me llamo y corrió hacia mi— una cosa más, tal vez pienses que soy paranoica y todo pero... No confíes en nadie...

—¿Qué? ¿De qué hablas?— no entendía lo que pasaba.

¿A qué se refería?

¿Desconfiar en quién?

—Mira, yo se...— la interrumpen.

—¡Andrea ven, es urgente!— le grita su madre y ella solo me dice.

—Solo no confíes, puede que creas que Morat es tu familia, pero no es así... —mira a su madre y luego a mi— ten cuidado— dice y se va corriendo.

Tenía esa duda, por qué lo decía ella y a quien o quienes se refería. Volví a mi casa y hablé con Verónica sobre lo sucedido.

—Entonces me dijo que tuviera cuidado...

—Tal vez sea una broma...— dice Verónica.

—Claro, tú bromeas con una persona que acabas de conocer, ahora lo entiendo todo— sarcasmo ven a mi.

—Tal vez los chicos te hicieron o harán una broma... No te preocupes, mi preciosura— me abrazo— tranquila, no le des importancia a eso...

—Mejor cocinaré, ¿Y David?— pregunté dirigiéndome a la cocina.

—Lo saque de la casa, planeaba una fiesta y le dije que no, además no me gustaba su compañía y creo que ahora me odia...

Me leyó la mente.

—Cielo, también pensaba en eso, David es buena persona pero es un caos y nosotras nunca soportaríamos eso...

Después de pensar en David comencé a hacer la cena, es pollo a la naranja con vegetales y una buena cerveza. Creía que todo iba bien por ahora y no me molestaría en preguntarle a Juan o al grupo de Morat sobre la "broma" de la que hablaba Andrea.

•••


Nota del autor: Me perdí.

El asunto es que no se cómo Andrea se volvió un "sol" y el por qué debería de desconfiar de Morat.

Les quiere, Natalia.

ROZAGANTE | Juan Pablo Isaza P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora