Capítulo 36

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Cuatro días después, cumpleaños de la madre de Andrea.

¿Todo listo? Creo que sí, eso espero. No tenía mucha ropa, recordé que podía usar algunas prendas con las que los chicos me habían ayudado.

Esperaba a Nathalia, estaba ansiosa por verla porque se que sé verá hermosa en ese vestido o traje, de cualquier manera se verá bella

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Esperaba a Nathalia, estaba ansiosa por verla porque se que sé verá hermosa en ese vestido o traje, de cualquier manera se verá bella.

La vi salir con su vestido ajustado negro, algo llamativo y exótico. Su cabello rubio está recogido.

 Su cabello rubio está recogido

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—¡¿En serio?!.

—¡Lo sé, es mucho, Manuela no me dejó cambiarme!— decía tapándose con las manos.

—¡Me refiero a que te ves muy bien!— estoy impresionado por cómo se ve.

Nathalia es una chica relajada, siempre con pantalones y botas. Es su marca personal esas botas.

—En serio, te envidiarán las chicas de esa fiesta— le ofrecí mi brazo— ¿Vamos?

—Vamos.

Nos despedimos de los demás, fuimos al auto y nos dirigimos a la sala de eventos, sabía que esta noche no sería completamente serena.

Estábamos en una mesa, Nathalia se reía por mis comentarios cuando hablaba de la vestimenta de los invitados.

—No debes hablar así, Juanpis— me sonríe.

—Lo siento, ese es un nuevo, ¿Juanpis?

—Soy creativa— me guiña un el ojo y acerca su silla a mi lado y acuesta su cabeza en mi hombro.

—¿Estás cansada? Acabamos de llegar—reímos.

—No te imaginas lo que sufren las mujeres con estos tacones.

—Te traje una botas...— me miró y su rostro se iluminó.

Flashblack.

Manuela me había dado las botas de Nathalia, me dijo que con esos tacones se cansaría demasiado rápido.

—Será una sorpresa para ella, te amará.

—Gracias Manu— la abrazo y salgo corriendo al auto para guardar las botas.

Fin del Flashback.

Podría llorar de la emoción, Nathalia estaba por derramar una lagrima al saber que yo tenía sus botas.

—Juan, eres el mejor— me abrazó fuertemente y le correspondí el abrazo.

Aunque cuando la abracé alguien tocó mi hombro.

—Juan Pablo— habló tenuemente.

Me giré y era ella.

—Qué gustó verla de nuevo— le digo parándome del asiento separándome de Nathalia y saludó a la madre de Andrea— Felicidades— Nathalia me entrega el regalo y yo se lo entrego a ella.

Comparamos el regalo antes de llegar a la sala de eventos.

—Qué bueno verte, Juan Pablo— sonríe y mira a Nathalia.

—Ella es Nathalia— la madre de Andrea le ofrece su mano y con gusto ella la toma.

—Feliz cumpleaños, espero que la pase muy bien hoy señora— ella le sonríe.

—Nathalia, espero que ustedes dos la pasen muy bien, gracias por venir— dice ella— y Juan, Andrea te busca.

—Está bien, nos vemos luego—me despido y ella se va.

—¿Vamos por un trago?— asiento y sigo a Nathalia.

Presiento un ambiente problemático.

—¿Qué quieres pedir?— le pregunto.

—Algo suave, ¿Y tú?

—¡Quiero algo fuerte! Señor puede venir por favor— le digo al bartman— queremos pedir algo de beber.

—Discúlpeme señor pero aún no podemos ofrecerle nada, esta temprano y no nos han dado permiso para repartir licor.

—Entendemos, volveremos en un rato— dice Nathalia tomándome de la mano— vamos...

Caminamos por el lugar tomados de la mano.

—¿Oye, estás bien?— le pregunto llamando su atención.

—Claro, estoy muy bien— me dice segura.

—Nath— la giro hacia mi y la tomo de la cintura haciéndola mirarme— Sabes que puedes decirme lo que quieras...— ella me abraza.

—Estamos en un lugar donde la mayoría de las personas te conocen, nos acaba de saludar tu exsuegra y solo falta tu exnovia por saludarte. Me hace sentir menos estar aquí...— me dice abrazándome.

—Perdón por traerte a este lugar y hacerte sentir mal, tal vez no debí de hacerte esto...— ella levanta su cabeza y me mira— ¿puedes perdonarme?— ella asiente y se acerca hasta que nuestros rostros quedan cerca.

—Gracias por entenderme— miro su cabello y pasó mi mano en el poniéndolo detrás de su oreja.

—Tienes un cabello muy rizado— me acerco más a ella— me gusta bastante.

Nathalia se acerca a mi y quedamos a pocos centímetros.

—Pero... No me gusta como tú— le doy un ligero y suave beso.

Un diminuto beso que expresa nuestras emociones, cálido y sincero. Al separarnos ella suelta una pequeña risa.

—No sabía que te gustaba...— se sonroja de inmediato.

¿Mala idea? Tal vez si.

•••


Nota del autor: Creo que no entiendo a estos dos. ¿Son algo o no?

Les quiere, Natalia.

ROZAGANTE | Juan Pablo Isaza P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora