Capítulo 18

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Todos acordamos subir al segundo piso del lugar porque la mesa es muy pequeña para un grupo tan numeroso.

Mientras subíamos hablé con Villamil quien seguía asombrado por cómo estaba vestida.

—Te diré algo y me disculpo si crees que mi opinión no está bien...— me mira apenado— Esta Nathalia es algo diferente, aún así que bueno es volver a verte...— sonríe con las mejillas rojas.

—Juan, puedo decirte que la antigua Nathalia sigue ahí...— aseguré. Nos miramos y él comentó.

—Lo sé— sonrió.

Llegamos al lugar y era solo para nosotros, mi pequeño grupo se había integrado con los demás, todos hablaban y se reían. Nunca pensé en volver a verlos a todos y me alegraba por verlos sonriendo y bebiendo cócteles muy alegres.

La noche siguió tranquila, serena y calmada. Hablaba con cada persona en el lugar, sí, hasta con él, le preguntaba que le había parecido el evento y el solo me miró y sonrió.

—¿Qué pasa?— lo miré extrañada.

—Nada, solo que tus amigos son muy graciosos y más Daniel, él es muy cómico— reímos y vi como miraba a Jerónimo con seriedad.

—Daniel y Jero son hermanos— se giró hacia mi y abrió un poco la boca en señal de asombro— tranquilo, se que no se parecen porque Daniel es muy coqueto y extrovertido, en cambio Jerónimo es más tierno y callado.

—Se complementan muy bien, eso es lo que hace una buena banda...

—Si...

Cuando terminé de hablar Juan Pablo estaba con todo su cuerpo en mi dirección, nos miramos a los ojos y se tornó un silencio en todo el lugar, un silencio que nos pareció extraño por la manera en que nos mirábamos.

Un largo suspiro salió de mi y vi como se estremeció, y se volteó lentamente hacia donde los chicos. Vi a lo lejos como Juana, Pedro, Juliana y Jerónimo nos miraban con un rostro serio sin una mínima expresión.

Después del mini-show que hicimos volvimos a reunirnos con ellos.

—¡Nath!— me llama Nathalia y me abraza.

—¡Hola Nath!— no separamos y ella me preguntó.

—Creo que debo preguntarte... ¿Cómo te fue con Isaza?— estaba sonrojada por aquella pregunta.

Supongo que estoy bien.

—Todo está bien, hablamos sobre el evento y ya...

—Entiendo...— entornó sus ojos en mi.

Hubo un silencio, odio los silencios.

—Oye Nath, ¿Qué harás mañana? Me preguntaba si quería salir a comer o hacer algo— le pregunte y ella asintió felizmente.

—Estoy libre, ¿Aún tienes el mismo número?— yo asentí y la abracé de nuevo.

—¡Vamos con los demás!— me tomó de la mano y llegamos bailando con Martín y Simón.

Veía cómo Juana y Juliana hablaban, también como Pedro, Villamil, Daniel y Jerónimo brindaban sus copas. por otro lado, Martín y Juan se reían. Finalmente Simón, Nathalia y yo seguíamos bailando y riendo por cómo yo bailaba.

Al día siguiente.

Mientras comía con Nathalia en un restaurante alemán, ella y yo hablábamos sobre su relación con Simón.

—Nosotros hablábamos todos los días, ahora cómo esta en México la mayoría de las cosas las hacemos juntos... Todo estaba bien hasta que conocí a una chica que trabaja con Pedro y la verdad ella me da muy mala espina.

—Ay Nath, no debes preocuparte, tú lo amas a él y él a ti, confían mutuamente. Eso es amor y no debes estar triste porque el conozca más personas...

—Bueno, daré lo mejor de mi...— deja su plato de lado y me pregunta— Oye Nath... Ayer estuviste con Isa...— hablo y la interrumpí.

—¡Todo está bien con él!— intenté sonar lo más segura— después de tanto tiempo de no habernos visto creo que tomamos las cosas muy bien...

¿Cierto?

•••


Nota del autor: Bueno... Esto estuvo mejor de lo que esperaba.

Estuve esperando un caos y un drama destructivo pero no... ¿Qué pasa?

¿Todo está bien?

Les quiere, Natalia.

ROZAGANTE | Juan Pablo Isaza P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora