Capítulo 2: "¿Clases particulares?".

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Lamo mis labios luego de beber un poco de la botella de Blix

Observo a varios chicos que resuelven la otra maldita práctica de química. 

Miro al maestro Lynch, su mirada no tarda en conectarse con la mía, un escalofrío recorre mi cuerpo. Me sonrojo sin pensarlo dos veces y mi mirada vuelve hacia la práctica.

No puedo mirarlo luego de lo que intentó hacer ayer.

El maestro Lynch intentó tocarme los pechos. ¿Pueden creerlo?. 

Por suerte lo alejé completamente de mí, dándole una patada en la pierna, para luego irme corriendo más que avergonzada.

Aún siento mis mejillas arder. 

No se que me esta pasando pero sé que no puedo meterme con el maestro Lynch, podría meterme en problemas, y eso es lo último que quiero en mi maldita vida.

Paso la lengua por mis labios nuevamente.

Trato de mirar la prueba de Freddy pero el maldito nerd tapa su prueba con su codo.

¡Odio la química, odio la química, odio la química!

Me parece bastante frustrante de que el maestro Lynch tome pruebas todos los días. Me da algo de rabia y rencor, pero después de todo es un estúpido maestro acosador.

¿Qué más puedo esperar de él?

Disimuladamente miro hacia atrás, hacia el asiento de Camila, leo sus labios.

"No entiendo nada odio la química"

Contengo mi risa y muevo mis labios, diciendo:

"Igual yo, pero podremos relajarnos en la fiesta con chicos"

Camila guiña un ojo. Rio bajito y volteo para encontrarme con la mirada penetrante del maestro Lynch.

-¿Se puede saber de que se estaba riendo, señorita Evans?

Niego con mi cabeza rápidamente. Ahora todas las miradas estan sobre mí.

-¿Entonces que hacía mirando hacia atrás?

Trago saliva.

-Es que... eh... yo...

-Deme su prueba Evans, también usted, señorita Cabello.

Entrego mi prueba con algo de rabia al igual que Camila.

-¡Que bonito! No han contestado nada.

El maestro Lynch agarra el marcador rojo. Maldición.

¡Otra vez desaprobada por el maestro Lynch!

***

-Y con esto terminamos, recuerden estudiar lo que hemos aprendido, ya pueden irse.

Me paro para poder salir del enorme salón de química.

Es un logro para mí no haberme dormido en esta clase.

-Excepto usted señorita Evans.

Bufo y me siento de mala gana con los brazos cruzados.

Luego de que todos se fueran del aula de clases, el maestro Lynch se acerca a mí.

No tardo en ponerme nerviosa debido a su cercanía.

Me asusta estar con un hombre extremadamente sexy en un salón de clases, sin nadie más, solo nosotros dos, pero eso es imposible, soy su alumna y el mi maestro.

Me estremezco cuando el maestro Lynch se sienta a mi lado.

-¿Me dirías por que estás con tan malas calificaciones sólo en mi clase?

Suspiro, aún mirando hacia el frente.

-Odio la química.- Me quejo.- Siempre estoy mal en esta materia así que no se sorprenda...

Digo lo más seca que puedo.
Evitando recordar lo que paso ayer al salir de su clase.

-Yo creo que podría mejorar poniendo más atención en mi clase, ¿no cree?

Pongo los ojos en blanco.

-Tal vez.

-O tal vez tomando clases particulares.- Frunzo el ceño y lo miro.- ¿que opinas al respecto?

Lo miro más confundida aún.

-¿Qué me está tratando de decir?

El maestro Lynch suelta una risita irónica.

-Te daré clases particulares de química, será gratis, no te puedes negar o reprobarás esta materia ¿entendido?

Sus ojos estan negros.

Noto que se relame los labios luego de pasar sigilosamente sus ojos por todo mi cuerpo.

La temperatura comienza a cambiar en mí.

Siento calor. Demasiado calor.

No me queda otra opción, tengo que decir que sí, no quiero llevar ninguna materia para las vacaciones de verano.

¿Y por qué demonios no le dice nada a Camila? 

¡Ella también está mal en esta jodida clase!

-Esta bien.

Una sonrisa increíblemente provocativa se posa en sus labios.

-Empezamos hoy a las 7:00pm.- Se acerca a mi oído.- Más te vale que lleves algo corto.

Me estremezco cuando el maestro Lynch, muerde mi oreja sin causarme ningún daño.

Se para del asiento y se dirije hacia la puerta no sin antes guiñarme un ojo.

Dejándome completamente impactada y a la misma vez excitada.



Sexo con mi profesor | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora