Sexo con mi profesor | Ross Lynch

Capítulo 39: "Eres mía".

Segunda Temporada.

Ian estaba paralizado mirando a Ross, tal vez preguntándose ¿Como consiguió mi dirección? ¿Por que trae un ramo de rosas y una barbie? ¿Qué tengo que ver yo con él? Ian sabia de Paige, sabe que soy su madre y todo eso, pero nunca le llegué a contar que el padre de mi hija era Ross, el maestro de química. Solo Camila lo sabía, nadie más. Y no dejaría que lo supieran.

Ross había dejado caer la muñeca barbie al igual que el ramo de rosas color rojo.. tenía los puños cerrados y miraba con mucho odio que hasta resultaba ser aterrados a Ian...

-¿Podemos hablar después?

-¿Qué hace el maestro Lynch, aquí?

Me preguntó confundido y algo nervioso.

-No lo se... ¡Ah, si!.- Exclamé.- Le dije que me diera clases de química ya que bueno... no fui las últimas dos clases y necesitaba ponerme al día.

Ian frunció el ceño.

-Yo podía ayudarte con química y francés... ¿Por que no me lo dijiste antes?

-¡Lo olvide, hablamos después, fuera!

Susurré en su oído. Ian arqueo una ceja y salió de la casa por la puerta trasera. No sin antes dejarme un tierno beso en los labios. 

Fue cuando en ese instante Ross me tomó de la cintura fuertemente y me volteo.

Gemí. Sus manos usaban bastante presión, tanto que llegaba a lastimarme en un cierto punto. 

-¡¿Qué mierda estaba haciendo él aquí?!

Me gritó. Cerré los ojos, luego los abrí, algo molesta.

-¡¿Y vos por que viniste aquí?! ¡Nada te da derecho a venir y mucho menos a aparecer de esa forma aquí!

Le respondí con el mismo tono de voz.

Ross era un idiota.

-¡Vine a ver a mi hija!

-¡Se la llevaron Camila y Lauren, lárgate maldito idiota!

Traté de zafarme de su agarre pero el me apegó a su cuerpo. Tanto que llegó a sacarme un gemido. Comencé a forcejear.

-Deja de resistirte, ¿Quieres?

Iba a responderle pero me beso los labios. Y yo como tonta, se lo seguí, no podía resistirme al deseo que sentía por él... al amor que aún seguía sintiendo por él. Sólo él me ponía de esta forma, no Ian, nadie, solo Ross. 

Sus manos acariciaban mi cintura por debajo de la tela de mi blusa color blanco. Gemí al sentir sus manos deslizándose por mis pechos.

Pude sentir como me cargaba y llevaba a mi habitación, nuestros labios seguían unidos, no quería dejar de besarlo. Me encantaba sentir sus labios jugando con los míos.

Escuche como cerro la puerta.

Me puso sobre mi cama mientras me sacaba toda la ropa que traía en ese momento. Sin notarlo estábamos completamente desnudos encima de las sábanas.

Besé su cuello. Y luego su pecho.

Gemí. Arquee la espalda al sentir sus labios besando mis pechos, primero el derecho, delicadamente, los lamía y besaba con desesperación al igual que el restante. Me dejó un beso al medio de los pechos. 

-¡Ah!

Grité al sentir su aliento en mi sexo para luego sentir su traviesa lengua jugando con mi clítoris, lo mordió y succiono, sus manos subían y bajaban por mis muslos.