42. Real

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El ángel entró en pánico, iban bastante mal si ellos lo sabían, su madre le iba a prohibir hacer cualquier cosa solo después de eso.

Auron salió de esa sala de nuevo para enfrentarse a los dos ángeles que parecían que andaban a sus anchas por ese lugar y él no lo iba a permitir.

Satanás miró al ángel que se le veía aterrado, él no quería que nada malo le pasase por la única razón que su hijo estaba enamorado de él.

- Reborn, no te lo tomes a mal... Yo no lo voy a hacer - empezó el Diablo mirándolo de forma sutil -. Sé que sois pareja, tengo poderes que nadie sabe y por eso lo he podido saber.

El demonio supremo miró al ángel que después de eso ni siquiera se atrevía a mirarlo a la cara.

- Desde la primera vez que te vi, con el demonio ese rubio - siguió hablando -. Supe lo que pasaría. ¿Nunca te has preguntado por qué te traté tan bien? Sabía lo importante que serías en esta familia.

El ángel se atrevió a mirarlo un poco, todavía sin la valentía suficiente como para mirarle a los ojos.

- Lo siento...- susurró el pobre chico.

- No te tienes que disculpar en absoluto, mi hijo te eligió, y me gusta su elección - Reborn sintió que sonreía, una sonrisa pequeña pero le valía.

-¡Suéltame, no sabes con quién te estás metiendo!- la voz de Auron se hizo presente cada vez más cerca hasta que lo vieron.

Dios le sujetaba el cuello al chico, por lo que era imposible que se escapase. Este tenía una mirada de repulsión aparte de intentar huir la mayoría del tiempo.
Julia solo se mantenía al margen mirando con desaprobación a su hijo.

-¡No toques a mi hijo!- Satanás olvidó su intención de ser amable.

-¿Él? Es que es tan débil que se atrapa fácilmente, es escoria - el Rey de los ángeles apretó el agarre haciendo que Auron soltase un pequeño grito de desesperación.

- No tenemos que llegar a esto - Reborn intervino al escuchar el grito, le estaba matando por dentro pero no podía enseñarlo.

- No tendríamos que haber llegado si no estuvieras aquí Reborn - su madre habló por fin después de unos momentos -. Dime. ¿Qué haces aquí?

- Yo lo invité, por ayudarnos a resolver un asunto en el instituto - el demonio supremo defendió al ángel dedicándole una sonrisa amable -. No fue su culpa, aceptó por respeto, él no quería venir.

Los dos ángeles miraron con desconfianza al otro ángel que solo pudo asentir con una sonrisa forzada.

- Todo esto es un malentendido, solamente... Solamente podemos hablarlo y ya - el ángel más joven tartamudeaba del miedo que tenía a que todo se descontrolase.

- Explicate ya y reza porque te crea - su madre lo miró fijamente cruzada de brazos.

- Ha habido un problema en el instituto y yo he defendido a Auron, por las molestias Satán me ha invitado a cenar, nada más - respondió lo más rápido que pudo casi sin aire.

-¡Esperad, no hagáis nada!- Mónica gritó desde un sitio de dónde venía corriendo -¡Tenemos a Eva en nuestro poder!

-¿Tenemos a Eva?- el padre de la chica la miró confundido pero después de la mirada de su hija recordó -. Ah sí, tenemos a Eva.

Auron se removió intentando respirar un poco más, pues la mano de Dios no le dejaba siquiera tomar aire.

- Enseñarla.

Mónica volvió a irse y al cabo de unos pequeños instantes volvió junto a Adam y junto... A Eva, no había sido falso.

-¡Os doy a vuestro asqueroso demonio por mi perfecta hija!- Dios decidió poner adjetivos a las palabras para darle intensidad.

𝖊𝖑 𝖉𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖔 - 𝕽𝖊𝖇𝖔𝖗𝖓𝖕𝖑𝖆𝖞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora