Sonaron las campanadas de las doce de la noche dando lugar al domingo, Auron apretó fuerte la barandilla dejando caer lágrimas sin parar.
Hoy, hace 11 años, murió su madre delante suya.
- Si estuvieras aquí... Si estuvieras aquí, te diría todo lo que no pude - susurró mirando a las estrellas.
El chico lloró y se lamentó toda la noche sin dejar que nadie le apoyara, tampoco era muy fan de mostrar sus sentimientos, pero ese día, era así, todos sabían que pasaban.
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Algunos desayunaban tranquilos, felices por ver a sus familias. Reborn miraba a Perxitaa con pena, él estaba llorando por algo que no podía decir por culpa del estrés que tenía encima.
-¿Estás bien?- se atrevió a preguntar acariciándole la espalda suavemente.
- Es hoy...- susurró volviendo a llorar.
- No me jodas...- murmuró el ángel recordando el día, abrazó a su amigo ángel con afecto, debía de ser duro, aunque no sabía cuál era su relación con Lilith -¿Y como estará Auron si tú estás así?
Las puertas del comedor se abrieron dejando ver al demonio supremo en mal estado emocional, con un chándal de color negro (por el luto), los ojos rojos e inchados de tanto llorar y con un enfado que no se lo iba a quitar nadie.
Perxitaa se levantó y corrió a abrazar a su mejor amigo o hermanos como ellos se apodaban. Cuando se separaron el demonio limpió las lágrimas del ángel, aunque él tenía ganas de llorar no pensaba mostrar sus sentimientos.
- A ella... Le gustaría vernos felices - recordó con una triste sonrisa.
- Le encantaría verte dominando el mundo... Y lo harás - le contestó el otro dejando de llorar un poco.
El siguiente que se acercó a Auron fue Lolito, que le abrazó sin dudarlo. Algunos amigos suyos también se iban acercando, él solo decía que no pasaba nada, pero claro que pasaba, demasiado tiempo sin ella.
- Reborn, tu madre os espera a Mara y a tí - le paró Merlon antes de poder decirle cualquier cosa a Auron.
El ángel sin saber que hacer miró a su hermanastra, esta le asintió mientras se encaminaba hacia la salida. Reborn solo la pudo seguir algo enfadado por irse sin poder decirle nada al demonio. Este notó como el ángel se iba sin siquiera acercarse, fingió que no le importaba, pero le había dolido ese pequeño gesto.
- Pero tío, mira el lado positivo de hoy, al menos la viste en su último momento de vida - intentó animar Rubius.
- Tú eres gilipollas ¿Verdad?- le espetó Auron bufando enfadado.
- Pero tío, yo solo intentaba...- el demonio rubio se empezó a poner nervioso al ver que la había cagado como de costumbre.
- Déjalo, me superas - dijo empezando a andar hacia alguna parte lejos de gente, Perxitaa sabía que ese día Auron no iba a estar para nadie, solo para él y si siguiera aquí, para su madre.
