48. Murciélagos y palomas

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Auron miró a los demás, primero a Reborn quién mantenía la compostura aunque asustado y luego a Julia, con una cara llena de miedo y de incredulidad.
Por una vez ella no tenía nada que ver con eso.

— Julia, ¿Sabes que no se pueden traer demonios a nuestro reino?— el líder de los ángeles lo preguntó con una sonrisa falsa en la cara.

— Lo sé, pero... Creo que se merece venir en son de paz — contestó con valentía.

— Uhh... Así no vamos a llegar a nada — negó con la cabeza desaprobando esa valentía —. No querrás acabar como Lilith, ¿Verdad?

— Cállate vieja paloma — gruñó Auron extendiendo las alas.

—¿Paloma?— Reborn miró al demonio con gracia —. Pobres palomas... Comparándolas con él.

—¿Vais todos en mi contra?— preguntó mirando a los dos ángeles —.¿Os comió el cerebro el murciélago este?

— Los murciélagos son bichos inteligentes.

— Nadie nos ha comido el cerebro — explicó el ángel mirando a su madre —. Nos dimos cuenta de lo que de verdad era lo bueno.

—¿Ya sois pareja verdad?— ninguno contestó, eso hizo que sonriera —. Me lo imaginaba, que bonito es el amor.

—¿Qué quieres?— esta vez fue Auron quién habló.

— Estar con ellos... Ver qué podemos hacer juntos, en un mismo bando — hablaba con los dos ángeles de ahí —. Es nuestra oportunidad.

—¿De qué?¿Qué coño dices?— Reborn cada vez estaba más confundido.

— De matarlo, a él — señaló al demonio que solo sacó los dientes —. Cómo te dije hace mucho, hay que matarlo ya.

Julia miró a su hijo, luego a su jefe. No sabía de qué charla se refería. Auron miró asustado a Reborn, por primera vez el ángel pudo ver verdadero terror en su cara.

— Y como yo te dije aquella vez... No lo voy a matar.

— Lo tienes delante, indefenso, con miedo...— se fijó en la expresión de Auron —. Lo tienes a un tiro.

— No.

— Vamos Reborn...— murmuró en su oreja —. Está ahí, sin su padre, en nuestro territorio... Todo terminará.

—¡He dicho que no!— gritó empujando al anciano —. No.

—¿Enserio lo tendré que hacer yo?— preguntó cansado sacando la espada.

Amatista. La espada hecha de amatista le echó hacia atrás al verla. Ya no era de hierro como llevaban todos hace meses. Esas espadas contra su padre ahora eran de amatista contra él.

— Nadie va a matar a nadie — Julia miró al demonio y al ángel mayor —. Dios, vete ahora mismo, yo me llevaré a Raúl a su casa.

— Aww... Protegerás al novio de tu hijo — fingió estar conmovido —.¡Se ha acabado jugar!

Una estocada lanzó al aire. Auron pudo esquivarla con rapidez, pero no tendría mucha suerte otra vez.

Dios siguió con su espada. El demonio cada vez estaba más apresado en el espacio, sin armas, solo sus poderes.
Nadie estaba evitando nada, parecía que solo estaban ellos en esa casa.

Por fin Auron cayó al suelo. Dios pisó su estómago con fuerza para evitar que se escapara. Sonrió al verlo, estaba a sus pies, desde que supo de su nacimiento lo soñó, soñó verlo sufrir.

— Reborn...— Dios miró al ángel —. Acaba tú con él.

El ángel no se movió, miraba la espada que le tendía.
Agarró la espada al fin haciendo sonreír al mayor de la sala. Se acercó al demonio que seguía en el suelo, viendo como estaba a punto de morir.

𝖊𝖑 𝖉𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖔 - 𝕽𝖊𝖇𝖔𝖗𝖓𝖕𝖑𝖆𝖞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora