dieciocho.i

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Agarré la foto enmarcada de mi familia biológica, donde también salía yo. Esta foto, Junhyun y Hyorin, la recuperaron de algunas de las cosas de mi antigua casa, la cual había pasado a ser propiedad del gobierno después del accidente pero ellos la compraron, aunque yo no había vuelto a poner un pie allí ni cuando iba al cementerio. Algún día lo haría.

En el momento de la foto yo tenía ocho años y mi hermana, Haseul, tenía seis. Recuerdo que mamá solía anotar las fechas en la parte de atrás de las fotografías. Mis padres, Wonsok y Gyuri, tenían un brillo en su mirada que expresaba lo felices que eran con nosotras a su lado. Papá era muy guapo, al igual que mamá. Ella tenía el cabello teñido de un castaño muy claro, casi rubio, por eso cuando vi a Hyorin la primera vez me recordó a ella.

Siempre los tenía muy presente y solía pensar en que si Haseul estuviese viva, quizás, estaría en la universidad estudiando algo que le gustara o trabajando, probablemente estaría en una relación y muy enamorada. Quizás continuáramos siendo muy unidas como lo éramos de pequeñas, nos prestaramos la ropa, tuviésemos discusiones por tonterías, saliéramos juntas a cualquier lugar. Ella estaría viviendo la vida de cualquier joven y dolía tanto que todas esas posibilidades se hayan visto interrumpidas tan abruptamente.

Me gustaba creer que mis padres enviaron a los Jeon para que me sacarán del Orfanato, y me dieran hermanos para así amortiguar un poco el dolor de su pérdida.

–Me encantaría que estuviesen aquí. –Acaricié la foto y volví a ponerla en la mesita junto a mi cama. 

Estábamos a martes, otro día en el que faltaba a clases. Había avisado a algunos compañeros que no iría, lo cual les extrañó, ya que, yo no era de faltar dos días seguidos, pero me excusé diciéndoles que no me sentía bien.

El día anterior los chicos y Rina se quedaron un rato más conmigo, pidieron la cena y casi me obligaron a comer. Por no decir que Jimin metió dos bocados de arroz en mi boca en medio de amenazas hasta que me dejó comer sola.
No se tocó más el tema, pero ellos estaban preocupados porque era probable que los señores Kim quisieran dar a conocer la noticia del matrimonio de su único hijo y futuro heredero. Sería algo muy grande ya que se trataba de una de las familias más influyentes del país. Por eso, aunque no quisiera ver a Jin, tenía que terminar con todo.

Luego se fueron porque yo quería estar sola y respetaron eso. No pude dormir mucho durante la noche, daba vueltas en mi cama pensando en lo que había vivido en las últimas horas. 

No dejaba de pensar en que si mi manera de actuar con Yoongi fue muy agresiva. Al despertar con él me sentí sobrepasada por todo, y por eso no podía permitirme seguir viéndonos, mucho menos seguir acostándonos si no tenía claro cuál sería el siguiente paso o si ya no había paso que dar.

Tomé mi celular y busqué el número de mamá, necesitaba estar con ella, era temprano así que estaría en su oficina seguramente.

–¿Si, cariño? –Me respondió al cuarto tono.

–¿Estás ocupada?

Un poco, ¿qué sucede? ¿Peleaste con tus hermanos de nuevo? Esos niños me van a oír...

–No, mamá, no pasa nada con ellos. Sólo quería saber si podía ir a verte y pasar el día contigo. 

Claro, cariño. Puedes venir, creo que necesito tu opinión en varios asuntos... ¿No deberías estar en clases?

–No asistí hoy.

–¿Te sientes bien? ¿Todo bien con Jin?

–Estoy bien –dije sólo por salir del paso, más no quise hablar de Jin– ¿puedo ir ahora?

reformed •myg (problematic book #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora