siete.

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Me despedí de algunas de mis compañeras al salir del edificio, pero me di cuenta que ellas miraban algo detrás de mi con una clara impresión dibujada en sus rostros, cuando me giré vi a Yoongi con una de sus piernas apoyada contra uno de los bancos de cemento que estaban fuera de la Facultad, cercano al camino que daba hacia otras áreas del Campus.

Habían carteles en todos lados donde decía que estaba prohibido fumar dentro del edificio y en los alrededores, evidentemente a él le daba igual que alguna autoridad le dijera algo, porque estaba fumando ignorando la mirada entre extrañadas, interesadas o miedosas que le daban las personas que entraban y salían de la Facultad. El aura de peligrosidad que emanaba de él podía resultar muy atrayente.

¿Que hacía aquí de nuevo? Había pasado un día desde que lo vi recostado contra mi auto.

No lo pensé mucho y comencé a caminar hacia él.

Mientras me acercaba, sus ojos no se despegaron de mi aunque mantenía esa expresión neutra típica en él, me sentí nerviosa pero no me detuve. Dejaría en segundo plano el como me trató, lo mal que me sentí, ignoraría las palabras de Rina diciendo que me alejara, que él sólo quería torturarme por el rencor que tenía. La verdad es que necesitaba saber que había sido de él en todo este tiempo.

Al quedar frente a él, me miró de manera expectante.

–Voy a comenzar a pensar que me estás acosando. –Me crucé de brazos.

Sonrió leve, pero no fue un gesto falso como los anteriores, sonrió de manera genuina, y dejó salir todo el humo que había aspirado.

–Ya te dije que no todo gira a tu alrededor. –Pronunció, al menos su tono ya no era agresivo, fue como si estuviese hablando con un amigo ahora.

–Nunca te había visto aquí antes. –Acoté, haciéndole ver que tenía mis razones para pensar eso.

–Vine a acompañar a Namjoon que está pidiendo información. –Señaló hacia el edificio, restándole importancia al asunto.

Espera...

–¿Namjoon? –fruncí el ceño– ¿Hablas del chico del Orfanato?

–Si, ese mismo.

–¿Son amigos ahora? –No pude ocultar mi asombro. Obviamente había pasado algo como para que fueran amigos después de todo o puede que simplemente fue a raíz de la madurez.

–Sigues igual de curiosa. –Mencionó.

Sonreí a causa de eso, y él me observó de una manera que no pude definir.

–Me parece extraño, él y Hoseok siempre te molestaban.

–Ciertas circunstancias hicieron que los tres dejáramos nuestras diferencias atrás. –Al decir eso su expresión se ensombreció, como si estuviese recordando cosas nada buenas, pero lo dejé pasar porque no quería incomodarlo y que se molestara, estábamos hablando sin discutir esta vez.

–¿Hoseok también está aquí en Seúl? –asintió– ¿Namjoon y tú estudian aquí o...?

–Ninguno estudia aquí.

Iba a preguntar otra cosa, estaba algo emocionada porque estábamos hablando y él respondía a mis preguntas sin problemas, pero alguien me llamó: –¡Max!

Jin se acercaba a nosotros luciendo como un modelo de pasarela y que por esto varias chicas se le quedaban viendo embobadas. No podía culparlas, Kim Seokjin era todo un ulzzang y uno de los chicos más codiciados de la Universidad, además que estaba por graduarse con honores y trabajaba para la empresa de su padre que era una de las más importantes del país. Un excelente partido por dónde se viera por lo que muchas suspiraban por él diariamente.

reformed •myg (problematic book #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora