reformed •myg (problematic book #1)

catorce. i

Marshmello & Halsey - Be Kind.

Yoongi.

No solía interesarme por los sentimientos de las demás personas, por eso al estar con chicas les dejaba en claro que yo no era el tipo de hombre que le gustaran los compromisos, que no esperaran eso de mi parte porque estarían perdiendo su tiempo. Se trataba de follar y ya, la mayoría querían lo mismo que yo, aunque algunas otras no lograban entenderlo y luego me ganaba un dolor de cabeza. No me enorgullecía el hecho de romper corazones, simplemente si la otra persona no lo entendía era su problema.

Aunque había una excepción a lo primero: Ellie.
Ella era mi maldita excepción a todo, en realidad.

Lo que pasó entre nosotros estuvo mal, pero no se sentía del todo así y a raíz de eso la tenía metida en la cabeza todo el puto día. No podía deshacerme de los recuerdos de esa noche, era inútil convencerme a mí mismo de que no había sido diferente, porque lo fue. Ni siquiera encontraba las palabras suficientes para explicar lo que sentí al despertar con ella a mi lado y me costó demasiado dejarla luego de decirle todo lo que no me atreví estando ella consciente.

Fue algo especial para ambos, pero al mismo tiempo me había dejado un gusto amargo. Era como cuando le arrebatan una paleta a un niño, o mejor dicho, como cuando un niño va caminando feliz, sin preocupaciones, y de repente se le cae la paleta al suelo, medita la idea de recogerla porque es su sabor favorito, pero sabe que no sería lo más adecuado. O lo más sano.

Por más que bebiera o fumara, Ellie estaba tatuada a fuego en mi mente y en mi corazón, hasta en mi piel metafórica y literalmente. Muy en el fondo sabía que esto iba a pasar, pero no me importó y me dejé llevar por mis impulsos.

Si daba una mirada hacia atrás, quizás unas cuántas semanas atrás, pensar en el amor me parecía algo alejado de la realidad. Mi realidad.

La cosa es que había caído en cuenta que estaba equivocado. Quizás me había enamorado de ella o quizás siempre lo estuve, aún si en aquél tiempo en el Orfanato no supiese identificar exactamente que era lo que me hacía sentir a gusto con ella, es decir, era un niño pero se sentía agradable pasar tiempo juntos, hablar, robar dulces, leer historietas o sólo mantenernos en silencio viendo a los demás jugar. Una vez en la calle escuché hablar a dos señoras –antes de que huyeran al verme– una le decía a la otra que su hijo de diez años tenía novia y que ambos se regalaban dulces todos los días al encontrarse en la entrada del colegio, ambas estuvieron de acuerdo en que los niños tenían los sentimientos más puros y que veían todo desde otra perspectiva. Quizás eso me sucedió con Ellie, quizás ella tuvo mi corazón desde el día que llegamos juntos al Orfanato, porque mentiría si dijera que no sentí curiosidad por aquella niña de pelo largo y vestido con estampado de nubes lleno de suciedad. Joder, lo recordaba muy claramente, como si no hubiese pasado el tiempo.

Sólo habían dos cosas en el mundo que hacían que me sintiera en paz conmigo mismo, ella era la principal. Me di cuenta que a su lado toda la carga que yo llevaba se disipaba considerablemente. Lo cierto es que me tenía bailando en la palma de su mano, pero yo no estaba dispuesto a sufrir por una mujer, como le pasó a mi padre, y tampoco iba a permitir que se ensuciara con lo que yo era. No podía hacerle eso, no a ella.

Pero de algún modo ya lo había jodido todo.

Ellie debía estar odiándome ahora y realmente eso era lo que yo buscaba. Me sentía como la mierda por hacerle daño, pero era por su bien. Estaría mucho mejor sin mi en su vida.

Prefería cuidarla de lejos, nunca dejaría de preocuparme por ella y no quería que nada malo le pasara. Ya se había metido a Triptych y la habían visto conmigo, por eso de vez en cuando los chicos se daban vueltas por su universidad, también era consciente de como sus hermanos la cuidaban, pero aún así quería asegurarme de que estuviese bien.
Aunque todos sabían que si llegaban a tocarle siquiera un pelo firmaban su sentencia de muerte. Punto.