veintiuno. iii

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–Cariño, despierta. –Escuché una voz a lo lejos y sentí una caricia en un lado de mi cara, abrí los ojos encontrándome con mamá muy bien arreglada, sentada junto a mi. –¿Cómo te sientes? Kookie me dijo que anoche te cayó mal algo que comiste, por eso no te despertamos para el desayuno.

–¿Qué hora es? –Me sentía un poco desorientada.

–Mediodía. ¿Quieres algo?

–No tengo hambre. –Dije, manteniéndome arropada con mi colcha. No tenía ganas de levantarme.

–¿Quieres alguna infusión? Si sigues con el malestar deberíamos ir al hospital.

–No te preocupes, mamá –me aclaré la garganta, la sentía un poco irritada– Con la infusión estaré bien.

Claramente no le diría lo que realmente me pasaba.

–Está bien, ya te la subiré. –Se levantó, no sin antes depositar un beso en mi frente.

–¿Los chicos están aquí?

–Jungkook fue al gimnasio y Tae está en su habitación. Yo iré a la oficina, así que te quedarás con él.

No mencionó a Jimin, quizás se había ido antes de que pudiesen verlo.

Regresó con una taza minutos después, la dejó en la mesita junto a mi cama y luego se despidió de mi con la promesa de que le avisaría a ella o a papá si algo iba mal y que intentaría comer más tarde. 

Ni probé la infusión, sólo fui al baño. Me cambié de ropa, quitándome la de la noche anterior y colocándome una pijama, que consistía en una camisa ancha unicolor azul oscuro y un pantalón de algodón con estampado de patitos. Me ví en el espejo, la imagen que éste me devolvió era deprimente; mi rostro pálido, mis ojos estaban más pequeños de lo usual, como quien duerme demasiado o llora demasiado, en este caso había hecho ambas, y unas ojeras muy marcadas se dibujaban bajo éstos. Recogí mi cabello enmarañado en un moño alto, luego si tenía ganas lo peinaría. Regresé a la cama, sentía la garganta cerrada, no quería comer ni beber nada.

En la madrugada lloré tanto que me quedé dormida en brazos de Jimin, así que supongo que él me subió a mi cuarto. Los chicos habían vuelto a verme en uno de los peores momentos de mi vida y agradecía que se hayan mantenido conmigo. Estaba tan agotada física y mentalmente que mi cuerpo no pudo más, sólo quería dormir y dormir para dejar de sentir el dolor de mi corazón.

La noche anterior se repetía una y otra vez en mi mente, sentía mucha rabia a la vez que tristeza.

Yoongi había usado la típica excusa de "si amas algo debes dejarlo ir" pero... ¿Por qué rendirse tan fácilmente? ¿Por qué no luchar por estar juntos? Yo entendía su miedo, pero le había abierto mi corazón siendo completamente sincera con él. ¿Por qué no luchar por mí, así como yo estaba dispuesta a luchar por nosotros?. Él y yo podíamos irnos de aquí, comenzar de cero en otro lugar juntos y sabía que no sería algo fácil, pero nos tendríamos el uno al otro. Yo estaba dispuesta a hacerlo y a trabajar juntos en formar una buena relación.

Entendía que para él salir del lugar en el cual se sentía cómodo y en el que tenía algún tipo de poder después de haber sido maltratado y pisoteado durante años, era complicado y lo creía hasta imposible. Además que todo el asunto con sus padres lo había jodido bastante, pero si tan sólo tuviese la valentía de liberarse de su pasado y no dejar que éste lo condenara, las cosas serían muy diferentes. Aún así no podía obligarlo y no me quedaba de otra que aceptarlo por más que me doliera.

A veces el amor no era suficiente si se le daba más poder al miedo.

No sé cuánto tiempo pasó cuando escuché unos golpes en mi puerta, ni me moví, pero el ruido que hizo ésta al ser abierta me avisó que alguien había entrado.

reformed •myg (problematic book #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora