Capítulo 22: Más cerca que lejos.

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Ian en multimedia. 

Me despierto de un salto. Llevo una de mis manos a mi cuello, sintiendo la piel completamente fría. Miro por todas partes, buscando a la persona que estaba intentando estrangularme, pero soy la única que está en la habitación.

Fue un sueño, pero se sintió tan real. Mi corazón golpea fuertemente mi pecho mientras mi respiración intenta volver a la normalidad.

Acerco mis rodillas a mi pecho y abrazo mis piernas, todavía bastante conmocionada por mi pesadilla.

(...)

En cuanto abro mi puerta, Ian ya se encuentra esperándome en el pasillo con mi café matutino y posiblemente un tema de conversación interesante.

No nos saludamos, lo cual es normal, solo comenzamos a caminar con nuestros respectivas bebidas. Ninguno de los dos dice algo, yo me mantengo bebiendo para calentar mi cuerpo y prepararme para el frio que hace afuera. Mientras que él solamente camina en silencio, dando cortos sorbos.

—Estoy nervioso —suelta por fin. Le miro de reojo, esperando una explicación— Mi abuela invitó a un viejo amigo a la cena de navidad.

—¿Y? —arqueo una ceja.

—Su viejo amigo es de Yale —espeta con tono de obviedad— Ese hombre conoce a otra persona que conoce a otra persona que se encarga de las admisiones en Yale.

—Sigo sin entender.

—¡Tengo que portarme como la reina de Inglaterra durante todas mis vacaciones para que ese viejo decrepito no arruine mi oportunidad de entrar a Yale! —exclama preocupado— Y no sé cómo actuar. Soy chismoso, odioso y algo malvado.

—Bueno, deberías comenzar por no llamarlo viejo decrepito —Ian suelta un bufido. Me río al verlo tan intranquilo por esto— Solo... mantente callado —le doy otro sorbo al café, observándolo con diversión.

Ian deja de expresar su preocupación por el tema de su futuro. Mi idea de mantenerse en silencio parece ser suficiente para él o quizás ya consideró que tampoco soy un ejemplo de buen comportamiento.

—Deberías preguntarle a Lia —continuo— Creo que ella sabría aconsejarte mejor —me encojo de hombros.

—No le hablaré más a Lia.

—¿Por qué? —Cuestiono— Creí que iban a casarse algún día.

Ian sonríe.

—Voy a ignorarla. Ella eventualmente se dará cuenta de que Tanner apesta y yo soy mucho mejor, y entonces va a interesarse en mí. La clave, querida amiga, es la indiferencia.

Frunzo el ceño, divertida con su repentina decisión.

—Si crees que funcionará... —alargo, encogiéndome de hombros.

—Así lo decidimos.

—¿Tú y tus otras personalidades? —bromeo.

—V y yo —contesta.

Me sorprendo un poco al escuchar esa respuesta. Sabía que Ian y V congeniaban algunas veces, pero no creí que tanto para que le contara algo tan íntimo como su amor por Lia. Bueno, si lo pienso bien, la sorpresa está de más. Él quiso incluirla en nuestra investigación. Su confianza en ella claramente es alta.

No digo nada más y él tampoco. Salimos del edificio, encontrándonos con el frio invierno de Rusia. Las personas a nuestro alrededor se apresuran por llegar al instituto.

—Charlotte y yo ya estamos bien —hablo lentamente para agregarle énfasis.

—Sí, lo sabía.

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