Capítulo 26: Nuestras sombras.

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Me dirijo a la cafetería, pensando en las teorías de Ian. Ambas tienen muchísimo sentido y también tienen en común que no quiero que sean ciertas. Charlotte me decepcionó bastante con su reciente comportamiento. No quiero que este tipo de acciones aumenten mi rechazo hacía ella.

Una mano tira de la mía, haciéndome voltear.

— ¿Me estás ignorando? —me pregunta con los ojos entrecerrados, pero sin perder la diversión en su voz.

— ¿No? —contesto desconcertada— Nos vimos anoche, ¿Lo olvidaste? —me repongo rápidamente con una sonrisa igual a la de él.

— Hablo de este momento. Te llamé y no volteabas —señala detrás de él con su mano libre.

— Oh... —frunzo levemente el ceño— No te escuché.

Ahora es Rhett quién frunce el ceño y muerde su labio, pensativo.

— ¿Estás bien, Nova? —pregunta entre preocupado y extrañado.

— Perfectamente —sonrío.

Rhett sostiene mi otra mano, como las suyas son más grandes que las mías y trae guantes, no tardo en comenzar a sentir un gratificante calor.

— Esto es por Charlotte, ¿verdad? —pregunta serio.

Elevo mis cejas y abro la boca para negar, pero nada sale, mi garganta nuevamente vuelve a congelarse. Rhett no parece notar que estoy teniendo problemas con la parte de mi cerebro que me hace hablar y continúa.

— No quiero que te sientas presionada de alguna forma —frunzo el ceño y cierro la boca, lo cual mi garganta agradece— Cuando mencioné lo del sexo no fue para darte ninguna indirecta. Lo siento si te lastime o te hice sentir insegura o presionada con mis palabras. No fue mi intención.

¡Casi me desmayo! Juro que mi presión sufrió con esto. Pensé, por unos segundos, que Rhett ya sabía lo del embarazo de Charlotte. Me siento mejor al saber que solo se refería a esa vez que mencionó que no tiene relaciones hace tres meses. No me siento presionada de alguna manera con ello. Para ser honesta, hasta este momento no lo pensé con detenimiento.

— No era eso es... —suspiro— Mi madre está aquí.

No puedo contarle todo, pero me alivia poder compartir lo que más me está molestando en estos momentos.

— Oh... —parece aliviado—... ¿Quieres café?

Esas palabras me hacen sonreír. Agradezco que no me pida hablar de ello o detalles específicos de mi madre.

— Por favor.

Comenzamos a caminar hacía la cafetería y no tardamos en llamar la atención de varias personas. Al principio no le presto mucha atención, después de todo, no iban a olvidarnos tan rápido. Se necesitara más que golpes para olvidar aquella foto. Después de fulminar con la mirada a algunas personas, me percato que nos miran porque vamos de la mano. Ni siquiera me había dado cuenta. Estaba tan cómoda que no pensé a fondo porqué una de mis manos tiene frio y la otra no.

Tras obtener nuestros cafés y algo para comer, nos sentamos en una de las mesas que se encuentra junto a los grandes ventanales que iluminan todo. Sin importar si está nublado o soleado afuera, de día no encienden las luces de la cafetería. La naturaleza se encarga de ello.

— Es el ser humano más insoportable del mundo. No aguanté ni hora y media, y me fui —finalizo mi queja— ¡Y debías ver a Crystal! —exclamo, comenzando una queja nueva— Ella solo decía: Sí, mamá. No, mamá. ¿Qué hay de ti, Heaven? Cuéntanos.

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